La noches estuvo bastante tensionante en MasterChef, no solo porque la prueba era bastante importante para todos, pues ponía sus capacidades al límite teniendo en cuenta que no se tenían que enfrentar esta vez a los tres jurados a los que siempre le muestran sus mejores platos, sino que ahora tenían que convencer a 15 comensales seleccionados que causaron impresión por su ropa bastante alternativa, tatuajes y peinados extravagantes. A pesar de no ser unos expertos criticando comida, lo cierto es que si le dieron bastante duro a un plato que no gustó para nada y fue precisamente el equipo rojo, quienes, según los comensales, presentaron un plato con demasiada salsa de tomate que al final terminaba hostigando.
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El caso es que en medio de todas las actividades que estaba realizando los concursantes, Aida Morales confesó que no tenían porque juzgar o encasillar a alguien por su vestimenta o suponer que porque les gusta determinada música, les tenían que gustar solamente cierto tipo de comida, añadiendo que de hecho ella tenía varios tatuajes y que el primero se lo había hecho cuando se había divorciado, pues recordemos que la actriz decidió terminar su relación luego de 23 años de casados y con una hija de por medio, teniendo en cuenta que muy pronto la vimos al lado de un hombre mucho más joven que ella, algo que en su momento fue tremendamente criticado.
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Sin embargo, ella solo afirmó que su corazón siguió otro camino y que en realidad le agradecía a tal hombre por haberle dado el mejor regalo de su vida; su hija, así que la actriz aprovechó el momento viendo que sus comensales cumplían con estas características para confesar ese pequeño detalle de su vida, que suponemos, la marcó tantos que decidió tatuárselo en la piel para llevarlo siempre en su memoria.