Bogotá avanza en el proceso de restauración ecológica más grande de su historia, una de las prioridades del alcalde Carlos Fernando Galán para fortalecer la resiliencia ambiental de la ciudad. La meta es clara: recuperar los ecosistemas estratégicos que garantizan agua, aire limpio y suelos estables para millones de habitantes.
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A casi dos años del inicio de la actual administración, los resultados muestran un avance sin precedentes. Según la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA), ya se encuentran en proceso de restauración 10.249.085 m² de áreas naturales (equivalentes a 1.024 hectáreas) y se han sembrado más de 115.000 árboles, arbustos y herbáceas nativas en zonas clave como los Cerros Orientales, la Reserva Thomas van der Hammen, humedales y parques de montaña.
La meta para 2027 es aún más ambiciosa: alcanzar 2.145 hectáreas en procesos de restauración, una superficie equivalente a más de 1.500 Plazas de Bolívar.
La inversión más grande en restauración ecológica
Para asegurar la continuidad y el impacto de este proceso, la Secretaría de Ambiente adjudicó los contratos más grandes en su historia, con una inversión de $63.500 millones, respaldada con vigencias futuras hasta 2027.
Estos recursos permitirán intervenir 3,7 millones de m² adicionales con nuevas siembras de especies nativas y realizar seis ciclos de mantenimiento sobre 6 millones de m² ya restaurados, especialmente en los Cerros Orientales y áreas protegidas distritales.
Las labores incluyen control de especies invasoras, conservación de suelos, manejo de erosión y podas especializadas. “El mantenimiento es la fase más importante del proceso, porque asegura que los ecosistemas recuperados se mantengan saludables y sostenibles en el tiempo”, explicó la SDA.
Uno de los avances más significativos se concentra en el cerro El Cable, zona fuertemente afectada por los incendios forestales de 2024. Allí ya se han restaurado 347.624 m², de los cuales 296.000 corresponden a nuevas siembras y 51.000 a actividades de mantenimiento.
Beneficios ambientales y sociales para toda la ciudad
Más allá de los indicadores, la restauración ecológica tiene impactos directos en la seguridad, la salud y la calidad de vida de los bogotanos. Recuperar la cobertura vegetal reduce el riesgo de incendios y deslizamientos, mejora la retención de agua y disminuye la erosión del suelo.
También contribuye a mejorar la calidad del aire, afectada en los últimos años por incendios y partículas provenientes de los cerros. Restaurar estas zonas, explican las autoridades ambientales, es una estrategia de salud pública que protege a miles de familias y fortalece la estructura ecológica principal de la ciudad.
Con más de 10 millones de metros cuadrados en recuperación y la inversión más alta destinada a este fin, Bogotá avanza hacia un nuevo modelo de gestión ambiental que no solo siembra árboles, sino que siembra futuro, resiliencia y bienestar colectivo.
