El Tren de Aragua, Los Satanás, los tierreros, los rompevidrios, los sicarios y los atracadores comunes y silvestres son solo algunos de los especímenes de la rica fauna criminal que hace que Bogotá sea una ciudad insegura. De ese tamaño es la problemática que es responsabilidad del alcalde Carlos Fernando Galán desde hace casi 100 días.
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Los resultados de su gestión en ese sentido son incipientes, mientras que las costuras de sus estrategias son cada vez más claras. Según Hugo Acero, quien conoce bien el crimen de Bogotá y fue secretario de Seguridad durante la administración de Claudia López, una de las principales estrategias de la actual administración le apunta a la colaboración entre autoridades.
Acero sostuvo que algo que le llamó la atención fue el trabajo conjunto con la Fiscalía General de la Nación, la Policía, y la XIII Brigada del Ejército Nacional. “Mejorar esas relaciones, fortalecerlas y desde luego trabajar en equipo es fundamental para tener buenos resultados”, consideró el exsecretario de Seguridad.
La fuerza pública, además, ha hecho múltiples operativos contra los criminales en zonas críticas para la seguridad, como el barrio San Bernardo o la UPZ de Corabastos, donde hay varias redes de microtráfico.
El presidente del Concejo de Bogotá, Juan Baena, señaló que algunas cifras ya muestran mejoras. “Los homicidios se han reducido en un 8,7 por ciento, el hurto a establecimientos de comercio en un 56,8 por ciento y el hurto a automotores en un 47 por ciento con respecto al año anterior”, señaló Baena.
Y sostuvo que, además, se debe trabajar en mejorar la percepción de seguridad de los ciudadanos. Esto, aseguró el concejal, se puede lograr si se amplía y se les lleva a los ciudadanos la oferta de los servicios y oportunidades que les brinda la Alcaldía.
El concejal del Centro Democrático Óscar Ramírez Vahos tiene una opinión distinta sobre el trabajo de Galán en materia de seguridad. “Yo lo resumo en buenas intenciones, pero aún sin resultados contundentes. Con un agravante, y es que la gente cada vez se siente más insegura. No olvidemos la oleada de robos a restaurantes que hubo a inicios de este año”, sostuvo Ramírez Vahos. Y agregó que, para él, una alternativa para combatir el crimen sería militarizar la capital.
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Para el exsecretario de Seguridad Hugo Acero la falta de resultados con los hurtos que se presentaron en algunos restaurantes de la ciudad también fue un punto flaco de esta administración durante sus primeros 100 días.
A su vez, ahondó en las dificultades que representa combatir a las bandas que hoy están operando en la capital. Esto se debe a que hay una sofisticación del crimen en la ciudad, pues las organizaciones delincuenciales están cada vez más organizadas. Tanto así que Acero señaló que en algunos casos parecen verdaderas empresas. Por ello, advirtió que se dedican a múltiples actividades para financiarse, como las extorsiones, el robo de vehículos y el sicariato, que ya no son delitos de “oportunidad”, sino que se cometen de forma calculada.
El cáncer de la extorsión
Quizás uno de los delitos que más golpean a los ciudadanos es, precisamente, la extorsión. Esta práctica ilícita no sólo mina la economía de las víctimas, sino que también les quita la tranquilidad. En estos primeros meses del año hubo varias protestas de comerciantes y trabajadores que se manifestaron en contra de este flagelo y les pidieron acciones concretas a las autoridades.
La última de ellas se dio el sábado pasado, cuando decenas de dueños y trabajadores de negocios decidieron bloquear la avenida Ciudad de Cali a la altura de la calle 13 y aseguraron que la Secretaría de Seguridad no les estaba brindando garantías para trabajar sin miedo a ser interceptados por los delincuentes.
Si bien los números varían, diversas fuentes advierten que las extorsiones en la capital se han incrementado. El exsecretario Acero señaló que este aumento podría estar asociado a otros delitos conexos. “Generalmente, donde crecen el consumo y el narcotráfico, florecen también el sicariato, la extorsión, la trata de personas y la explotación sexual de menores de edad”, explicó el exfuncionario.
Además, recordó que se trata de un delito con un subregistro muy alto, debido al temor que tienen los ciudadanos de denunciar. En esa medida, es clave que las autoridades no solo generen una buena interlocución con los ciudadanos, sino que también actúen de forma eficaz una vez reciben una denuncia.
Se trata, sin embargo, de un delito que no solo les compete a las alcaldías y los mandatarios locales. El Gobierno Nacional y el Inpec también tienen responsabilidad en reducir las extorsiones, pues buena parte de ellas se cometen desde las cárceles. Así lo muestran las cifras de la fundación Paz y Reconciliación, que en un informe de este año indicó que cerca del 40 por ciento de estos delitos tienen su origen en los centros penitenciarios.
El alcalde Galán ha mostrado que es consciente de este flagelo y, de hecho, le pidió al Inpec vigilar mejor a alias Satanás, cabecilla de la banda que lleva su nombre y quien estaría detrás de múltiples extorsiones que se estarían presentando por orden suya en la capital. Como lo tienen recluido en la cárcel de La Tramacúa, en Valledupar, el asunto se sale de las manos del gobierno de Bogotá.
Por ello, Galán ha insistido en su estrategia de articularse con autoridades del orden nacional para atajar con mayor efectividad a los criminales en la capital. Así, por ejemplo, logró dar con algunos de los sujetos que aparecían en los carteles de los más buscados que publicó poco después de llegar a su cargo.
Aunque PUBLIMETRO COLOMBIA se comunicó con la Secretaría de Seguridad para profundizar en los resultados de estos primeros meses de gobierno, señalaron que sólo se pronunciarán una vez el alcalde Galán dé su balance.
En todo caso, este primer round que libra la administración distrital contra el crimen de Bogotá ya dejó entrever que no será una pelea sencilla ni corta. Por ahora, ya se han destapado algunas cartas y en los próximos meses los resultados hablarán por sí mismos.
