En la mañana del 15 de junio de este año, el Día del Padre en Colombia, el señor Farid Sarmiento recibió una llamada de su hijo Luis que lo dejó preocupado. Lo llamó por WhatsApp desde Zaporiyia, Ucrania, una ciudad en la que los niños deben tomar clases en búnkeres para resguardarse de los bombardeos rusos.
Luis le contó a su papá que se había ido a combatir en la guerra. “Había una cantidad de muchachos que estaban con él y salieron a la cámara y me batieron la mano. Me decían: ‘Feliz Día del Padre, señor’. Se encontraban en Ucrania, los tenían descansando’”, recuerda el señor Farid. “¿Por qué tomó esa decisión, papi, de irse por allá?”, le preguntó a su hijo. Él le contestó que en Colombia no había podido convertirse en soldado profesional y que podría ahorrar lo suficiente para comprarle una casa a su mamá.
El señor Farid revive con amargura los pasos que llevaron a Luis a irse para Ucrania. Según recuerda, su hijo había prestado servicio en el Batallón de infantería 16 Patriotas de Honda, Tolima. Aunque hubiera querido, no pudo convertirse en soldado profesional. Entonces, se radicó en Bogotá, donde consiguió trabajo como guarda de seguridad. Cuando Luis estaba en la ciudad, cuenta el señor Farid, se comunicó con un amigo con el que había prestado servicio al que le dicen ‘El Pollo’.
“Resulta que él lo jaló para allá diciéndole que ganaría mejor, que en Bogotá tenía un miserable sueldo, que él de qué estaba pegado aquí en Colombia”, relata el señor Farid.
Luis había empezado a saborear otra vez la promesa de gloria militar. En una publicación de su cuenta de TikTok, del pasado 13 de abril, aparece en varias fotografías con su celular apuntando al espejo, una medalla militar y un corazón dibujado con la bandera de Ucrania.
Claribel, una de sus hermanas, señaló que antes de viajar al extranjero, Luis vino a visitar a su familia en Mariquita, Tolima. Allí vivía también su única hija con su abuela materna. Claribel vio a Luis emocionado por su viaje, pero también recuerda el tono sombrío de sus palabras. “Nos dijo que allá podía pasar cualquier cosa, que él podía volver o no”, señala Claribel.
De acuerdo con sus familiares, las personas que reclutaron a Luis lo hicieron ir a un hotel en Bogotá antes de emprender su viaje. El 21 de mayo subió varios videos en los que se veía cuando abordaba un avión. Primero, tomó un vuelo con rumbo a Estambul, Turquía, y luego atravesó varios países para llegar por tierra a Zaporiyia. Una vez en Ucrania tuvo que firmar un contrato en un alfabeto ininteligible para cualquier latino. Estaba adscrito a la Brigada 128, clave para las fuerzas terrestres ucranianas.
Durante sus primeros días en Ucrania, Luis siguió subiendo contenido a su cuenta de TikTok. El 23 de mayo Luis publicó varias fotos junto a otros combatientes vestidos con gorros y uniformes militares en una habitación de paredes azules y camas angostas. El 1 de junio subió un video en lo que aparentemente es un entrenamiento. Allí tenía un uniforme militar y un casco. Preparaba un fusil a toda prisa y luego aparecía corriendo dentro de una trinchera. Apuntaba y disparaba varias veces. El día en el que tendría que empezar a combatir se acercaba.
El 21 de junio hizo otro video en el que mostraba a uno de sus compañeros, que se había quedado dormido en un bus en medio de un recorrido en Ucrania. Hasta entonces, Luis seguía en contacto con su familia. A sus hermanas les enviaba fotos y videos por WhatsApp posando junto a sus colegas, sosteniendo la bandera de Ucrania.
El 1 de julio publicó su último video, mostrando a sus compañeros descansando debajo de unos árboles, y el 2 de julio le escribió a Claribel para decirle que tendría que salir a una misión. Le dijo que podría pasar hasta dos meses sin escribirles. Nunca más volvieron a hablar con él.
El canal de Telegram
Pocos días después se contactaron con ‘El Pollo’, quien les dijo que a Luis lo habían reportado como desaparecido y que eso significaba que seguramente estaba muerto. ‘El Pollo’ les compartió un canal de Telegram en el cual podrían constatar si Luis en efecto había fallecido a manos de las fuerzas rusas.
El canal se llama ‘TrackANaziMerc’ y ha despertado la preocupación del gobierno ucraniano, pues se dedica a exponer públicamente a los ciudadanos extranjeros que se unen a sus fuerzas militares. “Rastreando nazis y mercenarios en Ucrania y más”, reza la descripción del canal de Telegram.
En junio de este año, UNITED24, un medio de comunicación adscrito al Ministerio de Transformación Digital de Ucrania, hizo una investigación sobre ese canal de Telegram y encontró que ha sido promovido por figuras conocidas en el mundo periodístico y político ruso. Incluso, señalaron a una funcionaria de la Federación Rusa de estar tras la administración del canal.
En ‘TrackANaziMerc’ también publican los nombres, las fotos y las ciudades de origen de los combatientes fallecidos y se burlan de sus muertes. Paradójicamente, esto ha sido útil para las familias que perdieron el rastro de hijos, padres, nietos y sobrinos desaparecidos en una espiral de violencia en el otro lado del mundo.
El 23 de julio pasado ‘TrackANaziMerc’ subió fotos de varios colombianos con una equis roja pintada encima. Entre ellos estaba Luis. “¡Mercenarios extranjeros abatidos! Todos vinieron a luchar contra Rusia y perdieron”, señaló el canal en la publicación.
Después, la familia de Luis consiguió hablar con la última persona que lo había visto con vida, un compañero colombiano que había compartido trinchera con él y lo había acompañado en su última misión.
(Lea además: Lo último: Cancillería revela que al menos 337 colombianos están desaparecidos en combates en Ucrania).
Según les contó ese compañero, él y Luis estaban haciendo un recorrido junto a dos ucranianos. Era de noche y el compañero de Luis pisó una mina que lo dejó gravemente herido en una de sus piernas. Uno de los ucranianos se quedó con él. Mientras tanto, Luis y el otro ucraniano siguieron adelante. “Mi hermano y el otro ucraniano no han aparecido todavía”, dice Claribel.
El señor Farid y sus hijas han enviado correos, notas de voz y mensajes de WhatsApp a combatientes, autoridades ucranianas y consulados colombianos, pero por ahora no tienen certeza de cuál fue el verdadero destino de Luis, qué pasó con su cuerpo ni con el salario que dijeron que le iban a pagar.
Una lista penosamente larga
Luis es el hijo de un campesino cundinamarqués y el padre de una niña que usará sus fotos para recordarlo. Luis es también un nombre en una lista penosamente larga de colombianos abatidos en una guerra que se libra entre pueblos extranjeros.
PUBLIMETRO tuvo acceso a las cifras más recientes de la Cancillería sobre las bajas y las afectaciones que han sufrido los colombianos en la guerra entre Rusia y Ucrania. Hasta la fecha, se han registrado al menos 114 muertes de colombianos desde que inició la invasión rusa de febrero del 2022.
“A la fecha, la Sección Consular de la Embajada de Colombia en Polonia ha acompañado la repatriación de 105 connacionales fallecidos en Ucrania y se encuentra acompañando 9 casos más. De otra parte, dicha oficina consular tiene en su registro 337 casos de ciudadanos colombianos en Ucrania, los cuales son considerados como desaparecidos en combate”, le indicó la Cancillería a PUBLIMETRO en respuesta a un derecho de petición.
Si bien hace un año el excanciller Luis Gilberto Murillo señaló que las muertes podrían ser más de 300, la verdad es que el Estado colombiano y sus familias les han perdido la pista a muchos de los combatientes. En su reciente respuesta al derecho de petición enviado por PUBLIMETRO, la Cancillería explicó que en algunos casos las desapariciones podrían corresponder a personas fallecidas, sin embargo, las autoridades ucranianas no confirman las defunciones hasta recuperar los cuerpos e identificarlos.
Para dar una dimensión de lo ocurrido, en la guerra de Corea -en la cual Colombia participó formalmente con su Ejército y su Armada- distintas fuentes apuntan a que hubo entre 131 y 143 colombianos fallecidos y cerca de 71 desaparecidos. Muy seguramente, el rastro de sangre colombiana en los campos de Ucrania ha dejado cifras aún peores.
Andrés Macías, docente e investigador de la Universidad Externado de Colombia y Miembro del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Mercenarios, aseguró que los datos que ha recopilado la Cancillería tienen un “subregistro enorme” en la medida en la que esos colombianos son civiles que van a combatir a conflictos extranjeros. Cuando se trata de militares, es mucho más fácil llevar registros. Si se habla de civiles que son contactados por reclutadores, los datos son más difíciles de recopilar.
La información sobre los colombianos que fallecen en ese conflicto llega a cuentagotas, de fuentes fragmentadas. Sin ir más lejos, este 17 de diciembre la agencia de noticias estatal rusa Tass reportó que, según una fuente militar, el Grupo de Batalla Norte de Rusia asesinó a 67 “mercenarios” que provenían de Latinoamérica y se encontraban combatiendo por el control del pueblo de Yunakovka, en el norte de Ucrania. Además, indicaron que la mayoría de los fallecidos eran colombianos sin especificar un número.
Pero, como es costumbre, el canal de Telegram ‘TrackANaziMerc’ sí publicó los nombres y las nacionalidades de los fallecidos. De hecho, señalaron que fueron en total 60 los connacionales que murieron en esas operaciones. La cifra es difícil de confirmar.
Un problema diplomático frecuente
La Cancillería también le respondió a PUBLIMETRO que la Embajada de Colombia en Polonia ha presentado múltiples notas diplomáticas al Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania con el fin de crear protocolos para asistir a las familias de connacionales fallecidos o heridos. Estos esfuerzos llevaron a la implementación de varias medidas binacionales.
“Se ha definido un protocolo de repatriación el cual se activa una vez se tiene certeza de la defunción y las autoridades en Ucrania comunican a la Sección Consular la posibilidad de repatriar los restos mortales de los ciudadanos, en cuyo caso, se comunica a los deudos de los fallecidos, cuál es el procedimiento dispuesto por parte de dichas autoridades”, explicó la Cancillería.
Entre tanto, señalaron que la Embajada de Colombia en Rusia ha enviado varias notas verbales al Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país pidiendo información sobre colombianos desaparecidos, heridos o fallecidos.
Vale decir que en el mundo de las relaciones internacionales las notas diplomáticas tienen un mayor peso político que las notas verbales, pues se redactan en primera persona y llevan la firma del representante del Estado que las envía.
El excanciller Luis Gilberto Murillo le dijo a este medio en noviembre pasado que el fenómeno del mercenarismo había causado múltiples problemas a las relaciones internacionales de Colombia en los últimos años. Además, sostuvo que el Estado ha hecho esfuerzos por ayudar a las familias.
“Hay que rescatar a esa población. Sus familias terminan sufriendo mucho en el país”, sostuvo Murillo. También recordó que durante su paso por el Ministerio de Relaciones Exteriores radicó un proyecto de ley en el Congreso para que Colombia adopte la Convención Internacional contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios de la ONU.
Ese proyecto fue aprobado el pasado 3 de diciembre en último debate en la plenaria de la Cámara de Representantes. Ahora, solo falta que el presidente Gustavo Petro la sancione y que la Corte Constitucional lo revise.
(Lea también: Fuerzas rusas reportan haber “eliminado a 67 mercenarios extranjeros” y advierten que la mayoría son colombianos).
“En esa convención se define quién es un mercenario. Lo primero es que hay conflictos internos y guerras irregulares. Lo que queremos es que allá no se meta ningún colombiano, algo que hoy está sucediendo en Sudán, Yemen y Ucrania”, advierte Alejandro Toro, representante a la Cámara y ponente del proyecto de ley.
Para el profesor Andrés Macías este fue un paso fundamental para contrarrestar el mercenarismo en Colombia. “La Convención compromete al país a buscar y crear un marco legal, que tipifique el delito de mercenarismo, que en Colombia no existe. También lo compromete a crear leyes que busquen prevenir que mercenarios puedan ser contratados, financiados y reclutados de manera general”, explica el profesor Macías. Adicionalmente, señala que podría facilitar la cooperación con otros estados nacionales para rastrear este fenómeno.
Sin embargo, el investigador advirtió que estas medidas podrían no mostrar resultados tangibles en el corto plazo. “Primero hay que crear normas, crear leyes. Y, conociendo el sistema jurídico colombiano, eso no se va a dar de un día para otro. Lo que sí sé es que el gobierno actual ya está trabajando con algunos actores para ir pensando en cómo elevar ese marco jurídico”, puntualiza Macías.
Así mismo, indicó que la Convención tiene una definición muy limitada de los mercenarios. Entre otras cosas, advierte que no deben ser parte de las fuerzas militares de una Nación y deben ofrecerles una “retribución material considerablemente superior a la prometida o abonada” a los combatientes de rango similar.
“La definición de mercenario es muy limitada, pero es el punto de partida para que los demás instrumentos que puedan existir se apliquen y, sobre todo, que se pueda dar ese componente de cooperación internacional”, concluye el experto.
Mientras las leyes están listas, mientras se materializan los protocolos y los congresistas se ponen de acuerdo para modificar el Código Penal, los reclutadores siguen difundiendo propaganda engañosa en redes sociales para convencer a más colombianos de tomar las armas y viajar a la gélida geografía ucraniana. Todavía hay cientos de colombianos en las filas. Aún mueren. Aún pierden brazos o piernas. Aún desaparecen.
*Este reportaje hace parte de un especial periodístico sobre los colombianos que viajaron a combatir en la guerra de Ucrania. Puede ver todos los contenidos de este especial en publimetro.co/tags/especiales

