La violencia volvió a sacudir las cárceles de Ecuador. Este domingo, al menos 27 presos murieron por asfixia dentro del Centro de Privación de Libertad de Machala, ubicado en la provincia de El Oro, al sur del país. El Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de la Libertad (SNAI) confirmó el hecho a través de un comunicado en su cuenta oficial de X, señalando que las víctimas “cometieron asfixia, lo que produjo muerte inmediata por suspensión”.
El organismo no ofreció mayores detalles sobre las circunstancias del suceso, aunque indicó que equipos operativos, personal médico forense y autoridades judiciales se encuentran en el penal verificando la información y atendiendo las emergencias. El SNAI aclaró, además, que este hecho es independiente de otro ocurrido horas antes en el mismo centro, donde un enfrentamiento entre internos dejó cuatro muertos y varios heridos durante la madrugada.
Según la entidad, ese primer incidente se habría originado por un proceso de “reorganización de los privados de libertad en la nueva cárcel de máxima seguridad”, aunque no se especificó si las víctimas del segundo evento estaban vinculadas a los mismos grupos.
Crisis carcelaria sin control
El trágico episodio en Machala se suma a una escalada de violencia penitenciaria que mantiene en vilo al sistema carcelario ecuatoriano desde hace años. En septiembre de 2025, un violento enfrentamiento entre bandas rivales en Esmeraldas dejó al menos 17 muertos, y apenas días antes, otros 14 reclusos fueron asesinados en la misma prisión de Machala.
El coronel William Fabián Calle explicó entonces que la cárcel estaba dividida entre dos pabellones dominados por grupos de delincuencia organizada, y que los ataques se originaron tras la ruptura de acuerdos internos. “La pregunta es cómo lograron pasar al otro pabellón cuando hay varios filtros de seguridad”, cuestionó el oficial.
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Desde 2021, más de 500 presos han muerto en distintas cárceles del país, según cifras oficiales. El incremento de los asesinatos, motines y ataques internos se enmarca en un estado de conflicto armado interno declarado por el Gobierno de Ecuador en enero de 2024, medida que permitió la participación de fuerzas militares y policiales dentro de los centros penitenciarios.
Una crisis que desafía al Estado
Pese al refuerzo militar y los traslados de reclusos a penales de máxima seguridad, la violencia carcelaria sigue fuera de control. Expertos en seguridad advierten que las prisiones ecuatorianas se han convertido en centros de operación de bandas criminales, muchas de ellas vinculadas al narcotráfico internacional, que disputan el control de territorios y rutas dentro y fuera de los penales.
El nuevo episodio en Machala evidencia que la crisis penitenciaria de Ecuador continúa siendo uno de los principales desafíos del Estado. Las familias de los internos exigen respuestas y garantías, mientras organismos internacionales piden acciones urgentes para frenar la violencia estructural que mantiene en riesgo a miles de personas privadas de la libertad.

