En un mensaje en la red social X (antes Twitter), el presidente Petro fue claro y conciso sobre las medidas que, a su juicio, son cruciales para garantizar la pulcritud de las elecciones. La primera fórmula es una advertencia directa: “No permitir que ‘ellos’ pongan los esferos”. Esta frase, cargada de implicaciones, sugiere una desconfianza sobre quién provee los instrumentos esenciales en el momento de la votación y el potencial manejo de los mismos.
La segunda propuesta del mandatario busca una mayor supervisión del proceso: “Permitir que se auditen los kits electorales en cada puesto de votación”. Esta medida subraya la necesidad de una verificación in situ y abierta de los materiales que se usan en las urnas, un llamado a la auditoría electoral constante y transparente para desvirtuar cualquier sombra de duda sobre los resultados.
El “drama” de Petro y las elecciones con Thomas Greg & Sons
Las recientes declaraciones del presidente Petro no surgen de la nada; se enmarcan en un historial de cuestionamientos a la infraestructura electoral y, en particular, a la empresa Thomas Greg & Sons. Este “drama”, de público conocimiento, ha sido un punto de fricción en varias campañas electorales, incluida la que llevó a Petro a la presidencia.
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Fuentes oficiales y documentos públicos han revelado a lo largo de los años las preocupaciones expresadas por el actual mandatario y su equipo sobre el software de conteo de votos y el diseño del tarjetón electoral, elementos clave provistos por dicha compañía. En procesos electorales anteriores, Petro y su coalición denunciaron posibles riesgos asociados a la centralización de los contratos del proceso electoral en una única empresa, lo que, según ellos, podría abrir puertas a vulnerabilidades o falta de transparencia.
Aunque Thomas Greg & Sons siempre ha defendido la robustez y seguridad de sus sistemas, estas recurrentes preocupaciones han mantenido el debate sobre la necesidad de mayor auditoría y diversificación en los proveedores de la tecnología electoral. La insistencia en “auditar los kits electorales” es una continuación directa de estas demandas de larga data.

