El caso de Olga Lucía Peñuela ha causado conmoción en Colombia por la crudeza de los hechos y las alarmantes fallas en el sistema judicial. Todo comenzó en octubre de 2023, cuando Olga, madre de cuatro hijos, conoció a Diego Murillo Ramírez a través de redes sociales.
Aparentemente, Murillo era un hombre atento, detallista y normal. En sus primeras semanas de relación, le confesó que tenía una condena, pero le dijo que era por un caso de hurto. Esta versión no generó mayores sospechas en la mujer, quien decidió continuar la relación y tiempo después se fueron a vivir juntos.
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Sin embargo, Murillo ocultaba un pasado oscuro: en 2015 fue condenado a 18 años y tres meses de prisión por el feminicidio de su anterior pareja, Tatiana Andrea Grueso, una joven de 22 años, madre de un niño de seis años.
El primer feminicidio y una condena que no se cumplió a cabalidad
Tatiana fue asesinada el 16 de mayo de 2015 en una vivienda del barrio Guacamayas, en la localidad de San Cristóbal, en Bogotá. El dictamen de Medicina Legal reveló que fue estrangulada y atacada con un arma blanca.
Gustavo Grueso, padre de Tatiana, fue quien encontró el cuerpo sin vida de su hija. Según su testimonio, Murillo obligó al hijo de la víctima a dormir junto al cadáver durante horas. El feminicida fue capturado, aceptó su culpabilidad y fue enviado a la cárcel La Modelo.
A pesar de la brutalidad del crimen, en 2021, Murillo fue beneficiado con la medida de casa por cárcel. Su defensa logró el traslado a la Cárcel y Penitenciaría de Mediana Seguridad de El Espinal, pero posteriormente fue liberado parcialmente, un hecho que dejó desconcertada a la familia de la primera víctima.
“Me doy a la sorpresa que en solo seis años es libre, le dan casa por cárcel a un asesino de estos”, expresó el padre de Tatiana.
Descubrimiento en televisión y señales de alerta
Ya instalada en su nueva vida con Murillo, Olga Lucía comenzó a notar inconsistencias. Aunque estaba bajo medida de casa por cárcel, Murillo salía con regularidad y le aseguraba que podía caminar libremente dentro del barrio, pero no salir de él.
Todo cambió cuando un día, viendo televisión, Olga reconoció el rostro de su pareja en un capítulo del programa Séptimo Día, en el que se relataba el asesinato de Tatiana Andrea Grueso. La revelación fue devastadora. La historia que él le había contado era mentira: no era un ladrón, sino un feminicida reincidente.
Tras el descubrimiento, Olga decidió romper la relación de inmediato. Se alejó de Murillo e intentó retomar su vida junto a su familia. Sin embargo, el hombre comenzó a acosarla y amenazarla.
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Un mes después, Olga decidió mudarse con su madre al municipio de Caicedonia, en el Valle del Cauca. Allí intentó comenzar de nuevo, pero la tragedia la alcanzó.
El 5 de diciembre de 2024, Olga se encontraba en un establecimiento comercial acompañada por su hija de 14 años. Sin previo aviso, Diego Murillo llegó al lugar y la atacó con un arma blanca. Le propinó 30 puñaladas frente a su hija, terminando con su vida de manera brutal.
El ataque generó conmoción en la comunidad. Las autoridades iniciaron la búsqueda del responsable, quien logró evadir la justicia por varias semanas.
Captura del feminicida reincidente
Finalmente, el 3 de marzo de 2025, Diego Murillo fue capturado en una estación de Policía en Calarcá, Quindío. Actualmente enfrenta un nuevo proceso por el asesinato de Olga Lucía, aunque sorpresivamente no aceptó los cargos y se declaró inocente.
El caso ha despertado fuertes cuestionamientos al sistema penitenciario colombiano, especialmente sobre la laxitud en las medidas judiciales frente a personas condenadas por feminicidio.
Cifras alarmantes de feminicidio en Colombia (2024 - 2025)
La tragedia de Olga Lucía Peñuela no es un caso aislado. Las cifras de feminicidios en Colombia continúan en aumento, reflejando una crisis de violencia de género.
- 745 feminicidios fueron registrados entre enero y octubre de 2024, según la Defensoría del Pueblo.
- En lo que va de 2025, 123 casos se han documentado hasta abril, de acuerdo con el Observatorio de Feminicidios Colombia.
Este caso ha abierto nuevamente el debate sobre la necesidad de endurecer las penas y eliminar beneficios como la casa por cárcel para quienes cometen feminicidio. Las voces de familiares y organizaciones exigen una revisión profunda de los mecanismos judiciales que permiten que criminales reincidan en crímenes atroces.