Durante la visita oficial del Gobierno colombiano a China, en el marco del proceso de adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, también conocida como la Ruta de la Seda, se presentó un nuevo episodio de desautorización del presidente Gustavo Petro a la canciller Laura Sarabia.
La controversia surgió en una de las reuniones clave de la delegación, cuando se debía presentar un documento diplomático de 400 páginas a las autoridades chinas. Según reveló el periodista Julio Sánchez Cristo, Sarabia habría intentado presentar un texto modificado sin el consentimiento del presidente. La instrucción desde Bogotá fue clara: revertir el cambio y presentar el documento original.
“El sueño del presidente es ingresar al comercio de la Ruta de la Seda. La canciller llevaba consigo un documento tras mucha preparación, pero desde Bogotá ordenaron cambiarlo después de haber sido entregado en Beijing. Eso no nos deja bien parados”, escribió Sánchez en su cuenta de X (antes Twitter).
La modificación no fue menor. De fondo estaba una discusión diplomática sobre la denominación del acuerdo: mientras Sarabia prefería llamarlo “memorando de entendimiento”, Petro insistió en el término “plan de cooperación”, por considerar que refleja un enfoque más amplio y menos burocrático.
En los chats de ministros del Gobierno quedó constancia del malestar. Uno de los mensajes citados por La W dice: “Desde Cancillería habían cambiado el documento sin autorización del presidente, pero logramos, a último momento, volver al original que siempre trabajamos. Alegría porque, aunque desesperados, ¡NO PASARÁN!”
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Este episodio se suma a una serie de choques recientes entre el presidente y su canciller. Semanas atrás, Petro la desautorizó públicamente al asegurar: “No. El jefe de las relaciones exteriores soy yo”, luego de que Sarabia convocara una sesión extraordinaria de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores para tratar temas de la integración de Colombia a la Ruta de la Seda.
Aunque hace poco el mandatario celebró junto a Sarabia el nombramiento de Laura Gil como secretaria adjunta de la OEA —hecho que se interpretó como un gesto de reconciliación—, la tregua diplomática fue efímera. Las diferencias entre ambos altos funcionarios vuelven a salir a la luz, ahora en medio de un escenario internacional de alta sensibilidad política.
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La Ruta de la Seda es una ambiciosa estrategia geoeconómica liderada por China para expandir su influencia global a través de inversiones e infraestructuras. Colombia aún no ha oficializado su adhesión, y cualquier error diplomático podría afectar las negociaciones.
En tanto, fuentes internas del Ministerio de Relaciones Exteriores aseguraron que la canciller quedó profundamente molesta por lo sucedido. Para analistas, este nuevo incidente refuerza la percepción de que el margen de maniobra de Sarabia en materia de política exterior sigue bajo estricta vigilancia presidencial.