Omaira Sánchez, es recordada por ser el rostro de la tragedia que pudo haberse evitado, luego de que el Volcán Nevado del Ruiz hiciera erupción en 1985, arrasando con todo el pueblo de Armero, Tolima, dejando 25 mil muertos y 4.200 viviendas sepultadas. Esta niña de apenas 13 años, quedó atrapada entre el lodo y escombros de su hogar, falleciendo tres días después a causa de hipotermia y necrosis en sus piernas, tras un fallido rescate en el que organismos de socorro no contaban con las mejores herramientas.
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A 38 años de esta lamentable emergencia, Omaira podría ser beatificada luego de la abogada Natalia Bernal, entregara a la persona de confianza del Papa Francisco, una carta donde le pedía la tuviera en cuenta para iniciar el proceso.
Bernal contó que cuando el sumo pontífice se encontraba hospitalizado por quebrantos de salud en junio de este año, ella aprovechó para poder acercarse y así lo hizo en horas de la noche sin que ningún personal de seguridad se percatara.
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“No había un sistema de seguridad para impedirnos entrar al hospital. Nadie nos preguntó. Subimos al decimo piso donde fue la cirugía del papa. Días después le dieron de alta al papa y mucha gente estaba allá, fue necesario que acordonaran el lugar, en ese mismo momento entendí que Dios abrió caminos para que esa noche pudiéramos entrar con facilidad, no hay otra explicación”, concluyó en entrevista con Revista Semana.
La litigante, contó que en la carta escribió su principal objetivo para que beatifiquen a Omaira: construir un templo en su nombre.
“Recordemos que los milagros y bendiciones provienen solamente del amor y de la misericordia de Dios. Omaira tan solo es un instrumento. No deseo hacer todo este trámite de beatificación para que se rinda culto a Omaira y se le atribuyan a ella milagros (...) Mucha gente frecuenta la tumba de Omaira y muchos hacen brujería y espiritismo allí, lo que buscamos es que se construya con el tiempo una iglesia o una capilla y la beatificación nos ayudará”, dijo Bernal.
¿Beatificar es lo mismo que santificar?
No. Según el diccionario académico, beatificar es ‘declarar que un difunto, cuyas virtudes han sido previamente certificadas, puede ser honrado con culto’. Este verbo se distingue de canonizar y santificar, que significan ‘hacer santo a una persona ya beatificada’.
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Para ser beatificado, es indispensable la realización de un milagro atribuido a la intercesión del venerable. El proceso de examinar este “presunto” milagro se lleva a cabo en la diócesis donde ha sucedido el hecho y donde viven los testigos.
El proceso de examinar el “presunto” milagro debe abarcar dos aspectos:
1. La presencia de un hecho, la sanación en la mayoría de los casos, y que los científicos, o los médicos, deberán atestiguar como un hecho que va más allá de la ciencia.
2. La intercesión del venerable siervo de Dios en la realización de ese hecho que señalarán los testigos del caso.
Al final, la Congregación para las Causas de los Santos da su veredicto final sobre el “milagro”. Si el veredicto es positivo el prefecto de la Congregación ordena la confección del decreto correspondiente para ser sometido a la aprobación del Papa para ser beatificado y determinar la fecha de la ceremonia litúrgica.