“Para mí es un regalo estar aquí, poder leer, poder compartir y participar con el público colombiano, que es muy ávido de poesía, cosa extraña en este tiempo”, dijo Ismaray Pozo, poeta cubana que llegó a Medellín como parte del selecto grupo internacional de escritores invitados al Festival Internacional de Poesía en su edición número 35.
Su presencia en el festival fue posible gracias al premio otorgado por La Gaceta de Cuba, un concurso literario que, más allá de la publicación en la revista, brinda a los ganadores la oportunidad de participar en el que ella considera “uno, sino el mayor festival de poesía del mundo”.
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La cubana Ismaray Pozo y su mirada poética del mundo
Ismaray escribe desde hace años, pero su consolidación llegó en 2018 con su primer poemario publicado, Regresiones. Le siguieron Avisales, Las recitantes y el premiado Las actas de la guerra, obra con la que ganó el Premio de la Gaceta y que explora temas como los vínculos afectivos y la violencia en las relaciones. “Son problemáticas que me interesan mucho, porque me resulta curioso cómo el otro también te condiciona o cómo nosotros condicionamos al otro”, explica.
La poeta describe la escritura como una forma de rebelión y exploración, “el poeta es un ser inconforme con el mundo que le fue dado, entonces necesita para establecer un nuevo orden, escribir”.
Su formación en historia del arte, narración y desarrollo social ha sido clave para concebir una poesía cargada de imágenes visuales, referencias artísticas y una profunda introspección. “Mi primer poemario tiene mucha influencia de mi carrera, porque son poemas muy visuales, muy atmosféricos”, cuenta.
Pero asegura que con el tiempo, su voz ha cambiado, “ahora disfruto más del poema breve y de otras temáticas que me interesan tanto como lo femenino, la condición humana, la muerte, la vida. Disfruto mucho cuando el poema me lleva hacia lo filosófico”.
El silencio y el cuerpo son elementos esenciales en su trabajo. “Creo que de niña fui muy silenciosa y eso me ha permitido la capacidad de observación y escucha, que es lo que me ha permitido ver la poesía”, afirma.
Actualmente, Ismaray trabaja en un nuevo poemario en el que incluirá textos inéditos y otros ya publicados. La pérdida, como experiencia vital, es uno de los ejes centrales. “Me interesa la pérdida como temática, como persona, como ser humano. Es algo que también va a estar presente”.
El Festival ha sido para ella un espacio de encuentro con poetas de distintos territorios y realidades, desde Palestina hasta África. “Me he solidarizado mucho. Ha sido profundamente emocionante compartir con poetas que viven conflictos reales en guerra ahora mismo”, confesó.
Aunque aclara que no escribe por encargo ni se guía por temáticas impuestas, sí reconoce que hay temas urgentes que tocan su poesía, “yo creo que mi poesía, quizás no directamente, pero toca los tiempos que corren: las guerras, el sometimiento, la desigualdad”.
Sobre su paso por Medellín dijo que “es una ciudad estupenda. La amabilidad está en todas partes. Es riquísima culturalmente, culinariamente, musicalmente. Me gusta pasar por un lugar y escuchar música cubana o un tango. Tenemos muchos puntos en común con Cuba”.

