La música es una fuerza poderosa que puede influir en los niños en múltiples niveles: físico, psicológico, intelectual, social y espiritual. Considerada como el lenguaje del alma, tiene la capacidad de invitar implícita o explícitamente a los niños a hacer cosas, estimular sus emociones y ayudarles a identificar y expresar sus sentimientos. Sin embargo, no toda la música del mercado es adecuada para ellos.
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En un mundo donde la variedad musical es vasta, es esencial ser conscientes de que algunas canciones o letras pueden no ser apropiadas para los niños. Padres como el señor García han experimentado la incomodidad de sintonizar una emisora de radio solo para encontrarse con letras inapropiadas que no desean que sus hijos escuchen.
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Antes de explorar los beneficios de la música para los niños, es crucial discutir qué tipo de música es la más recomendable. Ofrecer un abanico amplio y variado de opciones musicales es fundamental para permitir que los niños desarrollen sus propias preferencias. No se trata solo de las canciones más populares o comerciales, sino de transmitirles la idea de que la música es una forma de expresión artística capaz de conmover el espíritu y transmitir emociones significativas.
La música clásica, por ejemplo, tiene numerosos beneficios para los niños, desde mejorar su salud física y mental hasta potenciar la concentración y la capacidad de organización. Aunque rara vez se encuentre en la programación habitual de las emisoras de radio, su inclusión en el repertorio musical de los niños puede ser muy beneficiosa, especialmente si los padres comparten su afición por este género.
Además de la música clásica, las canciones que estimulan el aprendizaje y la expresión corporal también son altamente recomendables para los más pequeños. Cantar juntos puede fortalecer los lazos sociales y culturales, convirtiendo la música en un verdadero “pegamento social”.
Tanto la música clásica como la comercial pueden ser beneficiosas para los niños si se seleccionan adecuadamente. Ambas formas de música forman parte de la cultura y el arte, y pueden contribuir al desarrollo psicológico, intelectual y emocional de los niños, incluso siendo utilizadas como herramientas terapéuticas por profesionales de musicoterapia.