Dentro del extenso y talentoso listado de cantantes de música popular en Colombia destaca el nombre del caldense, Yeison Jiménez, cuya historia de vida es digna de un documental debido a las adversidades por las que pasó antes de la llegada del éxito y el dinero. Justamente en una reciente entrevista reveló que antes de deambular y reciclar en las calles de Bogotá gozaba de una vida de lujos gracias a su padre, hombre del que dio a conocer la impresionante fortuna que poseía.
El intérprete de ‘Ni tengo ni necesito’, ha dado detalles de lo que fue su infancia y adolescencia en la capital, especialmente en lo relacionado con sus extensas jornadas de trabajo en la plaza de Corabastos, en la que vendió aguacates durante 6 años, época en la que contaba con pocas cosas en su hogar, dentro de ellas un pequeño reloj que lo levantaba para trabajar como lo mostró en entrevista con PUBLIMETRO COLOMBIA.
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En esta ocasión el nacido en Manzanares fue el invitado especial al pódcast ‘Los hombres sí lloran’ del actor Juan Pablo Raba, con quien abrió su corazón, expresandole que ha vivido cuatro vidas en su existir, una de ellas bastante prospera gracias a su padre que era un reconocido empresario de la región en la que se crio. Precisamente el cantante habló de la cuantiosa cifra que tenía su progenitor en sus arcas.
“Tuve una vida de ‘pequeñito’ de niño, hasta los ocho o nueve años, que era un niño de un hogar con mamá, papá y todo en orden. Ellos tomaban mucho porque son paisas, dueños de negocios en ese tiempo de licor, supermercados y cantinas. (...) Mi papá tenía mucho dinero, pero él no tenía educación financiera, tenía más astucia y mi papá a los 35 años era rico, era un ‘man’ que podía tener un plante de $10.000 millones en ese tiempo, eso es un huevo de plata para ese tiempo", expresó el cantante que para el mes de julio se presentará en el estadio Nemesio Camacho el Campín de Bogotá.

“Nosotros teníamos dos empleadas, una para mí y otra para mi hermana y yo eso no lo veo muy a menudo. Me acuerdo de que habían Kellogs, leche en polvo en tarros gigantes en la cocina, y había pollos y cerdos en el patio de la casa; y a cada rato mi papá llegaba y mataba un marrano y se armaban unas pachangas tremendas. Mi papá tenía cuatro carros, motos, andaba armado todo el tiempo. (...) Todo el tiempo llegaba la gente a traerle dinero, de las fincas, negocios, cultivos, arriendos y carros del servicio público. Cuando ellos se separan, mi papá acabó con todo en menos de tres años", añadió.

