Desde Tumaco hasta Bello, Antioquia, hay un mismo lenguaje que une a dos negocios tan distintos como una cevichería y una empresa maderera: el lenguaje del cambio. Ambos entendieron que la sostenibilidad no es solo un discurso, sino una oportunidad para crecer, ahorrar y aportar al país. Y detrás de ellos, hay una banca que los acompaña a convertir esa visión en realidad: Davivienda.
En el municipio de Tumaco, La Cevichería El Puente lleva casi cuarenta años cocinando la historia del Pacífico colombiano. Su cocina se volvió pionera en sostenibilidad cuando decidió instalar 108 paneles solares y tres inversores de 15 kW sobre su techo, gracias al respaldo financiero de Davivienda y Smart Solar. El resultado fue un restaurante más eficiente y comprometido con el entorno: menos emisiones, menores costos y una operación alimentada por el sol.
“Queríamos demostrar que hasta una pequeña cevichería puede aportar al planeta”, dice su propietario con orgullo. “El sol ahora cocina nuestros sueños y los de nuestra comunidad.”
Pero el cambio no se quedó ahí. Su cadena de valor se basa en la pesca artesanal, promoviendo prácticas responsables y apoyando a las familias locales que viven del mar. Además, lidera campañas de limpieza de playas y reciclaje, demostrando que cuidar el medioambiente también puede ser una receta rentable.
En el otro extremo del país, en Bello, Antioquia, Madepatula una empresa con 30 años de experiencia en la industria maderera— también decidió transformar su modelo energético. Con un crédito verde otorgado por Davivienda, la compañía instaló 1.800 metros cuadrados de paneles solares con el apoyo técnico de Ziklo Solar. Hoy no solo alimenta su producción con energía limpia, sino que también vende excedentes eléctricos a EPM. El cambio fue más allá de los números: la empresa adoptó un modelo de economía circular que aprovecha el 100 % de la madera, convirtiendo residuos en subproductos como aserrín y virutas, que luego se usan para generar biomasa. Lo que antes era desecho, hoy es energía.
Estos ejemplos no son casos aislados. Forman parte de una cartera sostenible que en 2024 alcanzó los $24,7 billones, el 17 % del total del banco, y que financia desde viviendas verdes hasta proyectos de energía renovable y desarrollo rural. Detrás de cada cifra hay una historia de transformación: una empresa que cambió su fuente de energía, una comunidad que se organizó o una familia que logró una vivienda digna.
“La transición hacia una economía baja en carbono y positiva con la naturaleza no es solo un reto ambiental, es también una oportunidad para construir un país más próspero, incluyente y verde”, afirma Alejandra Díaz, directora de Sostenibilidad de Davivienda.
Davivienda asume la sostenibilidad no solo como un propósito ambiental, sino como un modelo de negocio que impulsa la competitividad, la inclusión y la prosperidad del país. En un país donde las oportunidades energéticas son tan diversas como sus regiones, estas historias dejan claro que el cambio empieza cuando alguien cree que puede hacerlo posible… y encuentra un aliado para financiarlo.
Estas historias recuerdan que las decisiones sostenibles no solo cambian negocios: también cambian comunidades.
