El cambio climático ya no es un desafío lejano: es una realidad que obliga a todos los sectores incluso al financiero, a replantear su papel en la transición hacia una economía baja en carbono. Y mientras muchas industrias buscan cómo compensar su impacto ambiental, en Colombia una innovación reciente demuestra que la tecnología también puede reducir las emisiones de manera tangible.
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Un estudio certificado por ICONTEC (2025) reveló que realizar una transferencia digital genera hasta 96 % menos emisiones de CO₂ que hacer la misma operación en efectivo. Esto se debe al impacto que tiene la producción, transporte y destrucción del dinero físico, frente a la eficiencia energética de las plataformas digitales.
En medio de este panorama, una billetera electrónica colombiana alcanzó un hito histórico al convertirse en el primer producto financiero carbono neutro del país y de América Latina. Detrás de este logro hay una apuesta integral por la medición, compensación y reducción de emisiones dentro del sistema financiero.
Un paso hacia la banca del futuro
De acuerdo con John Alexander Bejarano Ortega, líder de Ecosistemas Sociales y Ambientales de la plataforma, cada transacción digital representa una acción directa contra el cambio climático: “Cada vez que una persona envía dinero, paga una cuenta o recibe su nómina de forma digital, está reduciendo su huella de carbono. Es una manera sencilla y cotidiana de contribuir al planeta.”
El proceso de verificación incluyó comparar el impacto de una transacción en efectivo, que genera en promedio 23 gramos de CO₂, con una digital, que emite apenas 0,99 gramos. Entre septiembre de 2025 y septiembre de 2026, se estima que el uso de este servicio evitará la emisión de más de 20.900 toneladas de dióxido de carbono.
Además, el 100 % de las emisiones que genera su operación serán compensadas a través de proyectos REDD+, que protegen más de 100.000 hectáreas de bosque amazónico.
Innovación con propósito
Este avance se alinea con la meta nacional de reducir las emisiones a 169 millones de toneladas de CO₂e para 2030, compromiso incluido en la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC). En el caso de Davivienda, el objetivo institucional es alcanzar la neutralidad total en 2050 y lograr que el 30 % de su cartera de crédito sea sostenible para 2030.
Pero más allá de los compromisos, el caso demuestra un cambio cultural: los usuarios, empresas y entidades públicas que usan canales digitales no solo ahorran tiempo y recursos, sino que también aportan a la mitigación del cambio climático.
Micronegocios y comercios, por ejemplo, pueden usar estos medios para diferenciarse como negocios sostenibles; las empresas reducen emisiones en pagos de nómina o proveedores; y el Estado puede optimizar subsidios y recaudos con menor impacto ambiental.
La sostenibilidad también se transfiere
El hito marca una tendencia que seguirá creciendo: la de finanzas sostenibles con impacto medible. Cada clic, cada transferencia y cada pago digital son parte de una transformación silenciosa que acerca a Colombia a la meta de ser una economía más limpia y resiliente. Porque cuidar el planeta no siempre requiere grandes gestos: a veces, basta con cambiar la forma en la que movemos el dinero.
