Cada año, las festividades de fin de año en Cali atraen a miles de turistas nacionales y extranjeros que llegan en busca de salsa, fiesta y tradición. Para quienes visitan la capital del Valle por primera vez o no cuentan con un guía local, una buena planeación puede marcar la diferencia entre una experiencia inolvidable y un mal rato. Estas son algunas recomendaciones prácticas para disfrutar al máximo la Feria de Cali.
Uno de los principales consejos es adquirir siempre la boletería de los eventos pagos en canales oficiales, ya sea en puntos físicos autorizados o en páginas web verificadas. Aunque en los alrededores de los escenarios suele haber revendedores, en muchos casos se trata de boletas falsas o códigos QR revendidos varias veces, lo que termina en estafas.
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En cuanto a la vestimenta, Cali es una ciudad calurosa y relajada, por lo que lo ideal es usar ropa fresca y liviana. Sin embargo, esto no significa descuidar la presentación, ya que en algunos establecimientos no permiten el ingreso con shorts, camisetas sin mangas o chanclas. Para mayor comodidad, especialmente si se va a estar de pie por varias horas, se recomienda usar pantalón o jean y calzado deportivo.
La movilidad es otro punto clave durante la Feria. Los eventos se concentran en zonas específicas y la congestión vehicular es alta, por lo que es preferible usar taxis o servicios de transporte alternativos en lugar de vehículo particular. Si es posible, pactar con anticipación la hora de recogida ayuda a evitar largas esperas o tarifas elevadas. Además, si hay consumo de licor, la seguridad y la responsabilidad deben ser prioridad.
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Al tratarse de eventos masivos, es importante estar preparado para las aglomeraciones. Cuidar las pertenencias, evitar llevar joyas llamativas o grandes sumas de dinero en efectivo y mantenerse atento al entorno son medidas básicas, incluso cuando hay presencia constante de la fuerza pública.
Gran parte de la rumba salsera se concentra en el centro de la ciudad, cerca de sitios emblemáticos como la Calle del Sabor, el Bulevar del Río, las salsotecas y el alumbrado navideño. Algunos sectores aledaños pueden ser solitarios y poco seguros en la noche, por lo que se recomienda no caminar largas distancias y pedir orientación al personal de logística, a las autoridades o a los trabajadores de los establecimientos para moverse de forma segura.
Más allá de las recomendaciones prácticas, la actitud es fundamental. Tener la mente abierta y dejarse contagiar por la alegría de la Feria es parte esencial de la experiencia. En Cali, la salsa se vive como una expresión cultural colectiva. No importa si no se baila como los locales, la invitación es a dejarse llevar por el ritmo y compartir, ya que los caleños suelen acoger con entusiasmo a quienes llegan de otras regiones o países.
Además, la ciudad ofrece mucho más que rumba. Zonas gastronómicas como Granada, El Peñón y Ciudad Jardín sorprenden con una amplia oferta culinaria. Durante el día, la galería Alameda y su entorno permiten disfrutar de la cocina del Pacífico. También hay planes familiares como la visita a Cristo Rey, con una vista privilegiada de la ciudad, o el paseo por el corredor del río en el oeste, ideal para ir con niños.
Finalmente, la Feria de Cali cuenta con actividades para todos los gustos y presupuestos. Muchos desfiles y eventos tienen acceso gratuito, al igual que propuestas como el Día del Pacífico, la Calle del Sabor o el recorrido por el alumbrado navideño. Para quienes buscan mayor comodidad, espacios reconocidos como Mulato Cabaret, Delirio, Ensálsate o La Topa ofrecen espectáculos salseros de alto nivel cada noche, donde el baile es el gran protagonista.
La invitación es clara. Disfrutar la Feria de Cali con responsabilidad, seguridad y con el corazón abierto al ritmo que identifica a la capital mundial de la salsa.
