La muerte de Liliana Cruz, una joven de 25 años y trabajadora social en el municipio de Chiscas, Boyacá, continúa envuelta en dudas, contradicciones y profundas inconsistencias que mantienen a su familia en un estado de angustia y exigencia constante por conocer la verdad. Su caso, que ha sido catalogado como un posible feminicidio, ha generado conmoción en la comunidad y ha puesto bajo escrutinio la actuación de su pareja sentimental, el subteniente Hamilton Ruiz, quien era comandante de la Policía del municipio.
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“Liliana era un ser humano lleno de amor. Tenía tanto amor que sé que faltó darnos mucho más. Le encantaba estar en familia, en el calor del hogar y rodeada de amigos”, expresó en Noticias Caracol Ingrid Buitrago, madre de la víctima, al recordar a su hija entre lágrimas y nostalgia.
El enigma de Liliana Cruz: la tragedia que apunta a un oficial de Policía y sigue sin respuesta
El hecho ocurrió el 19 de noviembre, cuando Liliana recibió un impacto de bala de fusil en la cabeza. Su pareja, el subteniente Ruiz, afirmó que se trató de un disparo accidental. Sin embargo, esa versión pronto empezó a generar dudas. Según testimonios conocidos por Noticias Caracol y la Fiscalía General de la Nación, el oficial habría insistido inicialmente a sus subalternos en que reportaran una historia diferente: “que había sido un francotirador detrás del coliseo”.
Uno de los testigos relató que el comandante les pidió repetir esa versión “de manera insistente”, aunque su esposo cuestionó la lógica del relato. Posteriormente, el abogado del subteniente, Diego Cocunubo, sostuvo que la primera versión surgió por la tensión generada por un presunto hostigamiento armado en el municipio vecino de El Espino, pero que después se aclaró lo sucedido como un supuesto accidente.
No obstante, la familia y su representante legal encuentran serias inconsistencias. El informe de inspección técnica al cadáver reveló que el cuerpo de Liliana no solo presentaba el impacto de bala, sino también golpes y hematomas. “Si fue un accidente, ¿por qué tenía lesiones en el abdomen y en la espalda?”, cuestionó el abogado Saúl León, quien representa a la familia. Para ellos, estos hallazgos refuerzan la hipótesis de un feminicidio agravado.
El dolor de la familia es profundo. “Ella conmigo era demasiado hermosa. Ella me amaba. Yo era su apoyo”, relató su madre. Mientras tanto, el abogado insistió en que la Fiscalía debe priorizar el caso y adelantar una investigación con enfoque de género, pues el presunto responsable está actualmente en libertad.
Un elemento clave que también ha despertado interrogantes es un audio del 12 de noviembre, en el que Liliana expresa su deseo de separarse. En el mensaje, la joven confesó estar “cansada” y mencionó las constantes peleas con su pareja. “Nadie ve las cosas que él también hace aquí entre los dos”, dijo entonces.
Por su parte, la defensa del subteniente ha asegurado que la pareja “nunca tuvo problemas” y que no existen antecedentes en comisarías o entidades de protección familiar. Sin embargo, las contradicciones, los golpes en el cuerpo y el contexto previo a la muerte de Liliana mantienen abierto un caso que exige respuestas urgentes y una investigación transparente.

