Barranquilla

Movimiento feminista de niñas y mujeres wayuu lucha para promover sus derechos en La Guajira

En el Día Internacional de la Mujer estas activistas dan a conocer cómo pese al machismo y la censura se han organizado para protegerse de las violencias.

Mayulis Uriana, Adriana Pushaina Epinayú y Carmen Epiayú activistas feministas del Movimiento Feminista de niñas y mujeres wayuu MFNMW.

Un total de 30 mujeres de las comunidades en Riohacha, Barrancas, Maicao, Uribia y más arriba en la Alta Guajira han conformado desde hace pocos años el primer Movimiento Feminista de niñas y mujeres wayuu MFNMW que promueve el conocimiento de sus derechos y el cuidado de la salud sexual de niñas, adolescentes y mujeres en este departamento.

Una de sus integrantes es Carmen Epiayú, activista feminista, que a sus 18 años desea romper barreras y paradigmas al interior de su cultura en el resguardo Zaíno, ubicado al norte de municipio de Barrancas, La Guajira. Ella le contó a PUBLIMETRO cómo comenzó su activismo a favor de los derechos de las mujeres en sus comunidades.

“Es algo que ha venido a través de mi familia, porque mi abuela siempre ha sido una persona muy empoderada y ella sacó sola adelante a sus hijos sin necesidad de tener otros apoyos. Ella ha sido un ejemplo para mí. Luego mis tías también son activistas, ecofeministas y líderes entonces eso lo traemos en la sangre”.

—  Carmen Epiayú, activista feminista wayuu

Carmen junto a otras mujeres a través de la organización Movimiento Feminista de Niñas y Mujeres Wayuu-MFNMW buscan mediante charlas, encuentros, talleres y orientación promover la diversidad, con perspectiva feminista comunitaria y enfoque étnico, para luchar contra todo tipo de discriminación y toda forma de violencia contra las mujeres, niñas y personas LGBTI wayuu.

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“Hacemos este activismo porque sabemos que las niñas y las mujeres de mi comunidad lo necesitan y a veces tenemos que ser la voz de esas mujeres que no tienen voz y que muchas veces sufren de violencia”, lamenta Carmen.

Cifras de las violencias basadas en género en La Guajira

En 2021 se presentaron dos mil ciento diecinueve casos de violencia contra la mujer, de los cuales seiscientos ocheta y tres fueron por abuso sexual, en La Guajira.

En el 2019, se presentaron mil seiscientos casos, mientas que en el año 2020 se reportaron dos mil cuatrocientas denuncias de violencia de género, de los cuales quinientos sesenta y tres fueron por abuso sexual.

Las cifras corresponden a los casos reportados en los distintos centros zonales del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en La Guajira.

Por lo tanto, la labor que realizan estas activistas es vital para empoderar a las mujeres en medio de estas alarmantes cifras. Ellas resaltan que primero la mujer wayuu debe conocer sus derechos y para que “no se sientan pérdidas en el mundo del machismo y de la sociedad patriarcal”, recalca Carmen.

Libertad económica para la mujer wayuu

En medio del paisaje agreste de La Guajira, un departamento donde las actividades económicas son escasas, las mujeres deben buscar cómo sostenerse para no depender del hombre.

Por ello estas mujeres solicitan más apoyo del gobierno y organismos internacionales para poder llevar a cabo sus proyectos con cooperación internacional. A partir de allí han recibido de USAID ACDI/VOCA a través de su programa Juntanza Étnica.

“Desde allí empieza todo. Deseamos poder empoderar a las mujeres para que logren su independencia económica y ellas mismas se puedan sostener. Tenemos que ser sinceras, porque este tema es vital para nosotras. Nos encargamos de dictar charlas y hacemos reuniones, pero muchas veces no nos alcanza y no contamos con presupuesto para poder empezar con la base de ese empoderamiento para que las mujeres puedan salir y surgir”, recalca Carmen.

En esa línea, estás líderes también han trabajo en la iniciativa Purposeful, un proyecto de desarrollo económico donde las beneficiarias con sus tejidos y artesanías tejen sus propios caminos hacia la auto sostenibilidad, por medio de sus quehaceres cotidianos desde sus distintas comunidades o rancherías tradicionales, como lo explica Carmen.

“El año pasado contamos con un fondo de resiliencia global y nos dieron un pequeño apoyo para que le pudiéramos entregar el hilo a las mujeres y se les daba un pequeño incentivo para que ellas mismas comercializaran las mochilas y así pudieran salir adelante y crearan la estructura de su emprendimiento económico”.

—  Carmen Epiayú, activista feminista.

Cada una de las niñas, adolescentes y mujeres se comprometieron con este proyecto para ejercer las tareas que se les asignara teniendo en cuenta las líneas de este programa que benefició a estas treinta mujeres.

Otra de las integrantes de MFNMW es Adriana Pushaina Epinayú, líder comunitaria en la Alta Guajira, corregimiento de Irraipa, cerca de Bahía Portete, explicó cómo llegó a hacer parte de esta iniciativa.

“Empecé en el activismo a la edad de 14 años porque fui madre a temprana edad y me casé a esa edad. No me obligaron sino que lo hice por voluntad propia. No me fue bien. Vino el tema de la violencia, del maltrato, del machismo del hombre apenas estaba en mi primaria y no estaba ni saliendo del bachillerato”.

—  Adriana Pushaina Epinayú, líder comunitaria en la Alta Guajira.

Adriana junto a las demás mujeres han creado esa red con la buscan cobijar a más mujeres que han sufrido violencia de género en este departamento.

“Me llamó la atención comenzar a hacer activismo porque viví la violencia en mi propia experiencia y a raíz de eso empecé a mirar más allá a estudiar y a empoderarme en el tema de derechos de las mujeres. Esta organización de la que hago parte fue la que me empoderó también para hacer nuestras actividades y conocer más de mis derechos y estamos trabajando para escuchar las voces de las mujeres que están en sus comunidades y son todavía sometidas a la violencia”.

Desde la organización, Adriana y Carmen se encargan de hacer prevención en violencia de género de niñas y mujeres en las comunidades más apartadas y dan a conocer sus derechos sexuales y reproductivos. De igual forma, entregando información de la sentencia 055 que despenaliza el aborto en Colombia, en medio de un contexto etnico complejo, que se da en las comunidades wayuu conservadoras en La Guajira.

“Queremos que cada mujer y niña pueda decidir entre si quieren ser madres o no, porque no es una imposición social. En la cultura wayuu el hombre, por ser hombre, dice “tú tienes que tener hijo conmigo porque si no, no puedo vivir contigo si no me das hijos” y queremos cambiar ese paradigma”, resalta Adriana.

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Un testimonio desde Maicao

Una de las beneficiarias fue Mayulis Uriana, quien vive en una comunidad en Maicao, en el kilómetro 49, quién narró su experiencia en el movimiento.

“Yo les agradezco a estas mujeres por haber llevado el proyecto allá a la comunidad para que mi familia y las demás familias comiencen a cambiar ciertas prácticas. Para apropiarnos de nuestro cuerpo como mujeres que somos y que nadie debe decidir sobre él. Para que nos podamos defender porque prácticamente muchas mujeres de mi comunidad fueron y son afectadas por la violencia de género y el maltrato. (Suspira). La mayoría son afectadas y son cosas que ellas mantienen guardadas en su interior. Gracias a este proyecto que llegó a la casa escuchamos que había ayuda de otras mujeres y asesorías. Nosotras estamos muy felices con este apoyo”.

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Censura a las feministas en La Guajira

Ser activista feminista en La Guajira no es sencillo para estas jóvenes, muchas de ellas son estigmatizadas, incluso en los centros educativos donde estudian, sólo por el hecho de hacer defender sus derechos ante sus compañeros.

“A mí me censuran porque tengo compañeros de clase que me señalan “qué haremos con la feminista”, “vamos a meternos con los derechos de las feministas a ver qué nos hacen””, lamenta Carmen.

En estos espacios como aulas de clase y universidades todavía hay barreras que estas mujeres deben romper para conseguir, como feministas en sus comunidades, ser aceptadas como poco a poco lo han ido logrando.

“Una vez me lanzaron una indirecta que me afectó un poco y son experiencias que uno vive en este entorno. Es difícil militar en una sociedad machista a veces es complicado, pero hay que ser fuerte para trabajar en cambiar estos paradigmas y salir adelante”, concluyó Carmen.

La cifra: 30 mujeres hacen parte de organización Movimiento Feminista de Niñas y Mujeres Wayuu-MFNMW en La Guajira.

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