Opinión

La Gloriosa Carrera Séptima

“No queda más camino que defender la gloriosa carrera séptima en los tribunales, ya que el Concejo no fue capaz de reflexionar en torno a este nefasto proyecto”: Diana Diago

La carrera séptima se convierte cada cuatro años en una bandera electoral. Muchos de los candidatos desconocen la historia de esta avenida que tuvo sus inicios en un antiguo camino indígena que más tarde se convertiría en un camino real. Grandes acontecimientos de la vida nacional y local han ocurrido en torno a esta vía, desde la muerte de Gaitán hasta las movilizaciones sociales de estos últimos años, pero también es una de las avenidas con más estudios y diseños de la ciudad. Los diferentes gobiernos, tanto de derecha como izquierda, han querido hacer cambios sustanciales en esta avenida para que la ciudadanía recuerde su legado.

Actualmente, la señora alcaldesa Claudia López ha querido hacer lo propio, pero no ha sido tan tímida como sus antecesores, que lo máximo que han propuesto es un Transmilenio, o tal vez, un tranvía por la séptima. Hoy la propuesta de este gobierno, a su mejor estilo, no es solamente la imposición de un Transmilenio por la séptima de color verde, sino también la eliminación total del tráfico vehicular de norte a sur a partir de la calle 92, hasta la calle 34. ¿Quién lo creyera? La alcaldesa Claudia López, en campaña, se montó en el bus de la defensa a la carrera séptima, oponiéndose al Transmilenio que el aquél entonces alcalde Peñalosa proponía, y el cual dejó aprobado desde el Concejo de Bogotá. El oportunismo de la alcaldesa llegó hasta la séptima, pero hoy olvida el clamor de los ciudadanos que en antaño decía representar.

Hoy la tirana de Claudia López no quiere escuchar a los vecinos de los sectores de Chapinero, Usaquén, y demás interesados que encuentran altamente inconveniente su proyecto de Corredor verde por la Séptima. Tan es así, que cuando salieron adultos mayores con bastón y caminador a defender la avenida, decidió, sin misericordia alguna, enviarles al ESMAD, pero no fue suficiente. También decidió que les lanzaran bombas aturdidoras a esta ciudadanía que se siente atropellada y poco escuchada. Otra sería la historia sí fueran los pelados de su corazón, que acabaron con media ciudad en el estallido social.

Pero, esto no es de gustos o disgustos, acá hay razones técnicas, que la alcaldesa cuidadora no puede desconocer. El proyecto de Claudia López contempla la eliminación total del carril vehicular en el sentido norte-sur. Esta decisión implicaría que los vecinos que viven sobre el costado occidental de la séptima van a tener complicaciones gravísimas en la movilidad: entrar y salir de sus hogares será un martirio total, ya que el borde oriental de la ciudad quedará totalmente congestionado. ¿Para dónde se irán los carros que llegan hasta la 92 con séptima? Pues a la circunvalar, a la 11, a la novena. La alcaldesa cuidadora decidió congestionar los barrios vecinos que son residenciales y que no cuentan con la infraestructura necesaria para atender la demanda de tráfico vehicular que esta administración, que improvisa, les quiere enviar. Aun recuerdo cuando la alcaldesa calificó al barrio Rosales como una jaula de oro, jaula que quiere empeorar porque sencillamente no cuenta ni con andenes. Definitivamente, estos ciudadanos solo le sirven a ella para pagar impuestos. Mientras tanto, las clínicas, hoteles y comercios se verán gravemente afectados con esta medida.

Este corredor sí o sí tendrá grandes implicaciones económicas para toda la ciudad. En primer lugar, el proyecto va a costar la pequeña bobada de 2,2 billones que saldrán del Cupo de Endeudamiento que Claudia López hizo aprobar en el concejo. Es decir, que aparte de ser un adefesio urbanístico, que rompe con lo básico, representa una deuda para los bogotanos que nos hicieron adquirir justo en el momento más difícil de la economía del país. Pero, además, ¿a quién se le ocurre atravesar unos buses gusanos por la séptima, atentando incluso con el tráfico peatonal? ¿Qué pasará con los ciudadanos que quieren disfrutar el Parque Nacional, El Museo del Chicó, Casa Medina, etc.? Gústele o no a la alcaldesa este es el patrimonio de Bogotá que disfrutan cientos de ciudadanos a diario.

Ahora, en una ciudad con tasas de desempleo tan altas es ilógico que la alcaldesa pretenda poner en riesgo a más de 20 mil empresas y comercios que se ubican sobre lo que hoy es la carrera séptima. Con su famoso corredor van a quedar, no solamente encerradas, sino sin clientela y muy seguramente a muchos trabajadores les tendrán que decir adiós. ¿Así es que Claudia López cuida la Economía de Bogotá?

No queda más camino que defender la gloriosa carrera séptima en los tribunales, ya que el Concejo no fue capaz de reflexionar en torno a este nefasto proyecto. Tenemos que trabajar del lado de la ciudadanía que quiere proteger uno de los símbolos más importantes de la ciudad.

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