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Opinión: El frío de Doha

“Pero la ciudad empezó ya a entrar en ese invierno que no lo sería tanto para aquellos que hemos estado siempre viviendo en el trópico”

El Estadio Lusail fue uno de los recintos construidos para el Mundial.
El Estadio Lusail fue uno de los recintos construidos para el Mundial. Foto: Michael Steele/Getty Images

Del 7 de diciembre para acá el asunto ya se ha normalizado en cuanto a temperatura se refiere. Mejor dicho, se ha salido de lo normal para quienes hemos estado acostumbrados a largas caminatas en medio de un calor sofocante que bruscamente finaliza al abordar una de las estaciones del metro o ir a un estadio, lugares en los que el aire acondicionado está a temperatura de iglú.

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La cosa ha sido así: en la mañana -más allá de que las primeras horas del día resultan ser una quimera de ver si es que se conserva, como en mi caso, los horarios laborales de Bogotá- y hacia el mediodía el termómetro marcaba fácilmente los 34 grados, con una sensación térmica que podía subir uno o dos grados más. Del lugar en el cual me estoy quedando -2430 Al Sadd 38 apartments- a una de las estaciones de metro más cercanas -Joann se llama- hay más o menos unos 8-10 minutos de distancia. Cuando uno cruza ese umbral de cerramientos enculebrados que han puesto los qataríes para evitar aglomeraciones desordenadas -lo que hace que en ocasiones el ingreso sea mucho más lento de lo que uno espera- se abre la puerta automática de la estación y ahí de inmediato la sensación de torcerse la cara como nos advertían las mamás en el momento de abrir la nevera al estar acalorados, parece latente, aunque claro, más en son de broma: de 35 grados se pasa perfectamente a 18.

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Y el cuerpo también siente un descanso en medio del fresco viento de las calefacciones que arrullan. Hay lugares en donde sí se han dado algo de garra en cuanto a los fríos expuestos en sus lugares: el estadio Al Janoub debe ser uno de los sitios más gélidos de esta extraña Doha, aunque en el primer lugar del ranking de espacios que están expuestos a temperaturas bajas se lo lleva con creces un centro comercial llamado Villaggio -muy próximo al estadio Khalifa y que cuenta con la extraña y estrambótica representación de los canales de Venecia en sus instalaciones-- y donde usted perfectamente puede dejar sobre una mesa un trozo de carne cruda durante dos días sin que haya posibilidades de que se pudra, por cuenta del atroz helaje.

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Pero la ciudad empezó ya a entrar en ese invierno que no lo sería tanto para aquellos que hemos estado siempre viviendo en el trópico: algunas pequeñas lloviznas muy aisladas y no tan pertinaces y un viento que viene desde las costas y que empieza a parecerse al sistema de calefacción del Al Janoub. Ya las caminatas apelan menos a estar de la mano con las glándulas sudoríparas del cuerpo y el brillo de la cara -ese que en los primeros días hacía parecer a cualquier extranjero como si tuviera una mascarilla hecha de Chapstick- se ha ido esfumando conforme los grados se atenúan.

Hoy Doha está “frío”: en la aplicación del clima marca 22 grados a la 1:58 p.m. del 10 de diciembre de 2022, aunque la sensación térmica está más próxima a los 18 o menos, como en Villaggio.

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