El inicio del año 2026 traerá un sabor amargo para los amantes de las celebraciones en Colombia. En medio de los ajustes fiscales impulsados por el gobierno de Gustavo Petro, se ha confirmado un cambio drástico en la tributación de las bebidas alcohólicas que impactará directamente el bolsillo de los ciudadanos: el IVA a los licores saltará del 5% al 19%.
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Esta medida, que forma parte de la nueva Ley de Financiamiento, ha generado una ola de indignación en diversos sectores económicos. Aunque la cerveza quedó excluida de este incremento por ser considerada un producto de consumo masivo, el resto de los licores —encabezados por el tradicional aguardiente— sufrirán un reajuste que muchos consideran desproporcionado.
Un golpe directo al corazón del “néctar nacional”
El impacto no será menor. En declaraciones para 6 AM de Caracol Radio, Camilo Ospina, presidente de Asobares, explicó la magnitud del incremento en términos que cualquier ciudadano puede entender. Según el dirigente gremial, la combinación del aumento del IVA y otros costos operativos resultará en un encarecimiento real muy superior al 14% de diferencia impositiva.
“En términos prácticos, para el colombiano que nos está escuchando, una botella de aguardiente costará, en promedio, un 48% más a partir del 1 de enero de 2026″, advirtió Ospina.
Esto significa que, si un consumidor compraba una botella de aguardiente a un precio determinado hoy, mañana deberá pagar casi la mitad de ese valor adicional. El whisky no se queda atrás, con un incremento proyectado cercano al 40%. Para Asobares, esto posiciona a Colombia como el país con los impuestos más altos para los licores en la región.
Bares y restaurantes: entre el IVA y la Reforma Laboral
El problema no radica solo en el precio de la botella. Los establecimientos de comercio, como bares y restaurantes, enfrentan una “tormenta perfecta”. Ospina señaló que, debido a que estos negocios operan bajo el régimen de Impuesto al Consumo, el nuevo IVA del 19% no es deducible, convirtiéndose automáticamente en un gasto directo que asfixia la rentabilidad.
A este panorama se suman otros factores que encarecen la operación nocturna:
- El incremento del salario mínimo para 2026.
- Los nuevos recargos nocturnos derivados de la Reforma Laboral.
- La inflación en los insumos alimenticios.
¿Un incentivo a la informalidad?
El rechazo a lo decretado por el Gobierno Nacional es unánime entre los proveedores y dueños de locales. La preocupación principal, más allá de la caída en las ventas, es que estos precios tan elevados incentiven el mercado de licores adulterados o el contrabando, poniendo en riesgo la salud pública.
Con la Ley de Financiamiento calificada por algunos sectores como un “copia y pega” sin análisis profundo, el sector del entretenimiento nocturno se prepara para uno de los años más desafiantes de la última década. El 1 de enero de 2026 no solo marcará el comienzo de un nuevo año, sino el inicio de una era de “precios prohibitivos” para el licor en Colombia.
