El panorama para los propietarios de vehículos en Colombia podría dar un giro radical. En una reciente intervención que ha encendido el debate económico y social, el presidente Gustavo Petro planteó la posibilidad de transformar el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT) en un impuesto. Esta medida no solo cambiaría la naturaleza jurídica del recaudo, sino que redefiniría quiénes pagan más y quiénes pagan menos por transitar en las vías del país.
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El mandatario dio instrucciones claras al ministro de Hacienda, Germán Ávila, para evaluar la viabilidad de esta transición. Según el Jefe de Estado, el sistema actual de aseguramiento crece a un ritmo inferior al del Presupuesto General de la Nación, lo que exige una revisión estructural de cómo se financia la atención en salud derivada de los siniestros viales.
El cilindraje: La nueva regla del juego
La esencia de la propuesta de Petro radica en la progresividad. El objetivo es que el valor del SOAT se determine con mayor precisión a partir del cilindraje del automotor, buscando una redistribución de la carga financiera.
“Quiero que el SOAT sea impuesto, y que la capacidad del carro sea más precisa para cobrar... las motos y pequeños vehículos disminuirían lo que deben pagar, mientras que los vehículos de cuatro puertas lo aumentarían”, afirmó el mandatario.
Bajo este esquema, los vehículos particulares de mayor potencia y capacidad —como camionetas y sedanes de gama media y alta— verían un incremento en sus obligaciones, mientras que el segmento de motocicletas de bajo cilindraje y carros compactos recibiría un alivio económico.
¿Cómo funciona el SOAT hoy y qué cambiaría?
Actualmente, el SOAT opera como una póliza de seguro obligatoria gestionada por compañías privadas bajo la regulación de la Superintendencia Financiera. Su tarifa no es un tributo, sino una prima técnica compuesta por tres elementos:
- La prima pura (definida por la Superfinanciera).
- La contribución a la ADRES (para el sistema de salud).
- La tasa para el RUNT.
Aunque hoy el cilindraje ya se considera para calcular el precio, la propuesta presidencial busca que este sea el factor determinante y excluyente, bajo una lógica fiscal de “quien tiene más capacidad, paga más”.
Los retos: Siniestralidad vs. Recaudo
La propuesta no ha estado exenta de críticas. Sectores del gremio asegurador, representados por Fasecolda, recuerdan que el precio de la póliza actual responde a riesgos específicos. Un punto crítico en la discusión es la siniestralidad: las estadísticas oficiales demuestran que los motociclistas de bajo cilindraje son quienes concentran la mayor proporción de accidentes y reclamaciones al sistema.
Si el SOAT se convierte en un impuesto donde las motos pagan menos, surge el interrogante de cómo se cubrirá el alto costo de su accidentalidad sin desfinanciar el sistema de salud. Por ahora, la Superintendencia Financiera sigue siendo la encargada de expedir las tarifas en UVT al inicio de cada año, pero la sombra de una reforma tributaria aplicada al transporte ya está sobre la mesa de cara al 2026.
