Francia ha dictado sentencia en uno de los capítulos más oscuros de su historia judicial y médica. Frédéric Péchier, el anestesiólogo de 53 años cuya carrera estuvo marcada por una brillantez técnica tan alta como su arrogancia, ha sido condenado a cadena perpetua. El tribunal de Besanzón puso fin a siete años de investigaciones, determinando que Péchier no era el salvador que pretendía ser, sino el artífice de 30 envenenamientos premeditados que resultaron en la muerte de 12 personas.
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Un modus operandi aterrador: La “trampa” en el quirófano
La investigación reveló una dinámica perversa que parece sacada de un thriller de ficción. Entre 2008 y 2017, en la Clínica Saint-Vincent y la Policlínica Franche-Comté, pacientes que ingresaban para intervenciones rutinarias —desde una amigdalectomía hasta cirugías renales— sufrían paros cardíacos súbitos e inexplicables.
El tribunal determinó que Péchier alteraba deliberadamente las bolsas de anestesia de sus colegas, inyectando dosis letales de potasio, lidocaína, adrenalina o heparina. ¿El motivo? No era el simple deseo de matar, sino una retorcida estrategia de poder. Al provocar una crisis de vida o muerte en el quirófano de un compañero con el que tenía conflictos, Péchier aparecía como el “héroe” que lideraba la reanimación, demostrando una supuesta superioridad técnica y humillando profesionalmente a sus rivales.
“Se le acusa de envenenar a pacientes sanos para perjudicar a colegas... y él siempre era el primero en reaccionar cuando se producía el paro cardíaco”, señaló el fiscal Étienne Manteaux durante el proceso.
Las víctimas: Desde niños hasta ancianos
El rastro de dolor dejado por Péchier no discriminó edades. Entre las 12 víctimas mortales confirmadas se encuentra un niño de apenas 4 años y una persona de 89. Para las familias, la sentencia representa el cierre de una herida abierta durante casi dos décadas. Amandine Iehlen, cuyo padre falleció en 2008 tras una sobredosis de lidocaína detectada en la autopsia, expresó el alivio de una espera que duró 17 años.
Al escucharse el fallo de la presidenta del tribunal, Delphine Thibierge, que ordenó el arresto inmediato del médico, la sala se llenó de una tensión palpable. Mientras las hijas del anestesiólogo abandonaban el recinto entre lágrimas, Péchier mantuvo la misma frialdad y falta de reacción que mostró durante los tres meses de audiencias.
Perfil de un “Anestesiólogo Estrella” con rasgos perversos
¿Quién es realmente Frédéric Péchier? Para algunos colegas, era un profesional de élite; para otros, un hombre manipulador que “se creía el Zorro”. Los peritajes psicológicos presentados en el juicio dibujaron a una personalidad controladora, inteligente y con rasgos perversos, incapaz de aceptar un “no” por respuesta.
A pesar de haber intentado quitarse la vida en 2014 y de sufrir incidentes depresivos, la justicia francesa fue tajante: sus actos fueron ejecuciones calculadas. Además de la cadena perpetua, el tribunal impuso una inhabilitación de 22 años sin posibilidad de libertad condicional, asegurando que el hombre que utilizó la medicina como arma no vuelva a pisar un hospital.
Aunque la defensa ya ha anunciado que apelará, Francia hoy respira con la sensación de que se ha hecho justicia en un caso que el Ministerio Público calificó como “sin precedentes en la historia criminal del país”.

