La vida de Dariel Alonso Giraldo Morales, un santandereano de 39 años que soñó con un futuro digno para su familia, terminó abruptamente en una trinchera al otro lado del mundo. La guerra en Ucrania, a la que viajó con la esperanza de mejorar su situación económica y reencontrarse con la vida militar que tanto amó, se convirtió finalmente en el escenario de su muerte.
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La noticia revelada por La Vanguardia da fe de que la familia de Dariel recibió este miércoles, 19 de noviembre, una llamada que jamás imaginaron: la confirmación de que había muerto en combate el 16 de noviembre, en medio de un ataque con drones. La noticia llegó sin detalles precisos del lugar exacto donde ocurrió el hecho, pues la zona está bajo control ruso y el acceso es prácticamente imposible.
Un viaje motivado por el deber, el sueño militar y la necesidad económica
Dariel, oriundo de Cimitarra, Santander, siempre anheló brindarle un mejor porvenir a su mamá, su hermana y sus dos hijos. Uno de sus mayores sueños era tener una casa propia y dejar atrás la escasez económica que marcó su vida en Colombia. Esa necesidad, unida a su profundo amor por la vida militar, lo llevó a tomar una decisión que cambiaría para siempre el rumbo de su historia.
En junio pasado inició los trámites para enlistarse como combatiente extranjero en Ucrania. Aunque la oferta de un salario cercano a los 19 millones de pesos al mes resultaba atractiva, lo que realmente lo impulsó fue la oportunidad de volver a usar el uniforme. Su hermana, Yamile Andrea Meneses, recuerda que su pasión por la vida castrense era evidente: “Amaba la vida militar. Siempre tenía su uniforme y venía donde mi mamá para que se lo arreglara”.
Tras haber prestado servicio militar en el Batallón de Infantería General Rafael Reyes Prieto, en Cimitarra, su carrera en el Ejército no continuó. Por ello trabajó como guarda, supervisor y escolta en Bucaramanga. Pero cuando una compañera le habló de la posibilidad de viajar a Ucrania, no dudó. Reunió el dinero para los pasajes, sacó el pasaporte y el 29 de junio llegó al país europeo.
La guerra que no lo dejó volver
Aunque se comunicaba frecuentemente con su familia, Dariel vivió la crudeza del conflicto desde los primeros días. Tras dos meses en el frente pidió la baja, pero los mandos se la negaron argumentando que era un excelente soldado. Fue trasladado a una zona menos activa y decidió no insistir más.
El 16 de noviembre, mientras cumplía una misión en trincheras junto a otros combatientes, un ataque con drones acabó con su vida y la de otro compañero. Un tercer combatiente resultó herido y fue quien relató lo sucedido a las autoridades ucranianas.
Un cuerpo imposible de recuperar
La familia de Dariel enfrenta hoy un dolor aún más grande: por ahora no es posible recuperar el cuerpo debido a que la zona donde murió está en manos rusas. “Pregunté si había posibilidad de traerlo y me dijeron que sería un suicidio mandar a alguien a recuperar los cuerpos”, relató su hermana para La Vanguardia.
Pese a la tragedia, sus seres queridos piden respeto y empatía hacia quienes, como Dariel, viajan a zonas de guerra buscando oportunidades que no encuentran en su propio país. Para ellos, su muerte no solo es una tragedia personal, sino también un recordatorio de las decisiones extremas a las que obliga la necesidad.

