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Presos venezolanos deportados por Trump a El Salvador fueron víctimas de torturas y violaciones

Un informe de Human Rights Watch reveló las agresiones y abusos que sufren en cárcel de Bukele.

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Parientes de migrantes venezolanos en Estados Unidos a los que el gobierno estadounidense deportó a una prisión en El Salvador señalando que supuestamente pertenecían a la pandilla del Tren de Aragua protestan frente al edificio de Naciones Unidas AP (Ariana Cubillos/AP)

Entre marzo y abril de este año, Estados Unidos deportó a 252 migrantes venezolanos a El Salvador. Al llegar, fueron sometidos y llevados en bus al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), donde los recibieron con la frase “Llegaron al infierno” y les ordenaron arrodillarse para afeitarles las cabezas.

Durante los cuatro meses que permanecieron presos e incomunicados en el CECOT, antes de ser enviados a Venezuela, los presos sufrieron todo tipo de torturas y abusos en esta megacárcel construida por el presidente de El Salvador, Nayib Bukele.

Un informe de Human Rights Watch (HRW) y la ONG salvadoreña Cristosal, reveló la situación contra estos hombres acusados, en muchos casos sin pruebas, de pertenecer a la organización criminal Tren de Aragua. Por eso, la investigación afirma que los 252 venezolanos fueron sometidos a detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas.

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Agresiones y abusos regulares

El informe indica que los presos “fueron sometidos a condiciones carcelarias inhumanas, incluyendo una detención prolongada en régimen de incomunicación, alimentación inadecuada, denegación de higiene y saneamiento básicos, acceso limitado a atención médica y medicamentos, y falta de actividades recreativas o educativas, lo que viola varias disposiciones de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos”.

Además, los deportados fueron sometidos a golpizas constantes. Las fotos anexas en el documento como evidencia muestra las cicatrices de las heridas causadas por las agresiones, como una nariz rota, un hueco en una dentadura y marcas de heridas por perdigones de goma.

Silvio (seudónimo para protegerlo), un joven de 23 de Caracas, dijo que tan pronto llegaron un oficial encapuchado le dio un puñetazo en el estomago, lo esposó de pies y manos y lo empujo por las escaleras hacia un bus. Los agentes les hicieron agacharse y correr esposados, pero él, por ser asmático, se agotó en un momento y dijo que se iba a desmayar. Al caer al suelo, un agente le dio una patada en el pecho y le dijo: “Aquí a los que se desmayan les damos más duro”. Él y los demás fueron obligados a arrodillarse y recibieron puñetazos en la nuca mientras les gritaban “malditos pandilleros” y les obligaban a desnudarse.

Violencia sexual

Tres exdetenidos le contaron a lasorganizaciones investigadoras que fueron víctimas de violencia sexual. Uno de ellos dijo que era una práctica habitual pero que pocos lo contaban por el estigma.

Mario (seudónimo), dijo que cuatro guardias abusaron sexualmente de él. “Me metían los bastones dentro de mis piernas y me los rozaban por mis partes íntimas”, dijo, y afirmo que lo obligaron a practicar sexo oral a uno de los guardias, lo manosearon y lo llamaron “maricón”.

Todo el maltrato físico que vivían los 252 presos era acompañado de violencia verbal y psicológica. Los guardias les decían que“nunca saldrían con vida”, que “nadie sabía que estaban allí” y que “sus familias los habían abandonado”. Al menos un detenido intentó suicidarse.

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El trato entre ambos gobiernos

Los registros judiciales evaluados por la investigación muestran que la administración de Trump usó una guía defectuosa para determinar quienes hacían parte del Tren de Aragua. Esa guía instruía a los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE) a asignar puntajes basándose en supuestos indicadores de pertenencia a la organización, como tatuajes, gestos con las manos o estilos de vestir determinados.

Los datos recopilados indican que al menos el 48,8 % de 226 de los 252 venezolanos deportados a El Salvador no tenían antecedentes penales en Estados Unidos. Solo 8 presos habían sido condenados por algún delito violento.

El gobierno salvadoreño ha dicho que Estados Unidos le pagó para mantener detenidas a esas personas. Según un documento, el Departamento de Estado de EE. UU. asignó 4,76 millones de dolares para apoyar a las agencias de seguridad de El Salvador. Además, la carta indica que el país centroamericano manifestó su voluntad de “aceptar y alojar a aproximadamente 300 miembros del Tren de Aragua expulsados durante un máximo de un año o hasta que se tome otra decisión”.

Regreso a Venezuela

En julio, los presos empezaron a notar que los trataban mejor en el CECOT. “Los guardias dejaron de golpearlos, les proporcionaron artículos de higiene y cuidado personal y les prestaron atención médica. Luego, se informó a los detenidos que serían trasladados a Venezuela”, dice el informe.

El 18 de julio fueron llevados a su país como parte de un acuerdo de intercambio de prisioneros entre El Salvador y Venezuela. Pese a estar en mejores condiciones, varios de ellos aún afirman sufrir secuelas psicológicas por su tiempo en el CECOT. Además, las autoridades estadounidenses y salvadoreñas aún no les han devuelto parte de sus pertenencias.

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