Yostin Andrés Mosquera, un exmilitar colombiano con residencia en Medellín, viajaba con frecuencia al Reino Unido con el propósito de prestar servicios sexuales a cambio de dinero. Fue en este contexto que estableció una relación regular con Albert Alfonso, de 62 años, y Paul Longworth, de 71. La cercanía entre ellos era tal que las víctimas incluso habían visitado a Mosquera en Colombia, según se desprende de la investigación.
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La pesquisa policial reveló un dato crucial sobre cómo se forjó la relación con una de las víctimas: la primera interacción se dio específicamente mediante una plataforma de contenido para adultos. Esta conexión digital, que inicialmente prometía encuentros transaccionales, se convirtió en el punto de partida de una serie de eventos que culminarían en un macabro doble asesinato en la capital británica.
Los crímenes y el escalofriante rastro digital
Los brutales crímenes tuvieron lugar el 8 de julio de 2024 en la residencia de las víctimas, ubicada en el barrio de Shepherd’s Bush, Londres. La investigación detalló que Yostin Mosquera acabó primero con la vida de Paul Longworth utilizando un martillo. Un dato escalofriante es que, antes de este primer asesinato, Mosquera había realizado perturbadoras búsquedas en internet sobre “cómo matar con dicho objeto” y cuál era “el golpe mortal en la cabeza”.
Horas más tarde, Albert Alfonso sufrió el mismo destino. Grabaciones encontradas en su propio dormitorio, que inicialmente estaban destinadas a una sesión sexual con Mosquera, captaron el momento exacto en que fue atacado. Antes de cometer este segundo crimen, Mosquera también había buscado en línea “cuánto tiempo tardaba un cuerpo en descomponerse”, revelando una premeditación que impactó a los investigadores.
La Policía Metropolitana de Londres (Met) calificó la investigación como “una de las más angustiosas” a las que se han enfrentado, debido a la naturaleza explícita y traumática del material analizado, incluyendo cientos de horas de video. Tras los asesinatos, Mosquera intentó transferir 4.000 libras de la cuenta de sus víctimas, lo que sugiere un móvil económico además de la brutalidad de los hechos.
Desmembramiento, intento de ocultamiento y arresto
La secuencia de los eventos macabros continuó después de los asesinatos. Mosquera adquirió un congelador con el fin de guardar partes de los cuerpos de sus víctimas. Posteriormente, trasladó los restos humanos en maletas hasta un puente en Bristol. Fue su comportamiento sospechoso en el puente, grabado por un testigo, lo que alertó a la policía británica. Esta alerta llevó al descubrimiento de los restos y, finalmente, a su arresto el 13 de julio, apenas días después de los crímenes.
El tribunal penal de Woolwich encontró a Yostin Mosquera culpable de los crímenes. Aunque el colombiano negó los asesinatos de ambos hombres, admitió el homicidio de Alfonso, alegando “pérdida de autocontrol”. Sin embargo, la fiscalía refutó su defensa, argumentando que las pruebas, incluyendo los videos explícitos y las búsquedas en internet, demostraban que Mosquera estaba en pleno control de sus facultades durante la comisión de ambos crímenes. Se espera que la sentencia final, que se anunciará el 24 de octubre, sea de cadena perpetua, poniendo fin a uno de los casos más impactantes que ha conmocionado a la justicia británica y colombiana.