La primera vez que Juliana Guerrero fue presentada al país fue por el propio presidente Gustavo Petro en un consejo de ministros, quien la describió como una figura “joven” pero “muy activa y rebelde”. Con apenas 22 años, su ascenso en el Gobierno ha sido meteórico. La joven vallecaucana con un ICFES destacado, que militó en las juventudes del petrismo y se erigió como una líder estudiantil en la Universidad Popular del Cesar con la mayor votación y la bandera de la cobertura educativa.
Su cercanía al poder no es reciente. Guerrero, activista en la organización Cesar Libre de Gas y Fracking, conoció al ministro Armando Benedetti durante la campaña presidencial de 2022. Desde enero de este año, su presencia en Presidencia y, formalmente, en el Ejecutivo desde el inicio del Gobierno (en la Secretaría de Transparencia), evidencia la profunda confianza que el presidente ha depositado en ella. Su imagen, moviéndose muy de cerca con el presidente y el Ministro del Interior, incluso susurrándoles al oído, se ha vuelto viral, consolidándola como una joven influyente en la Casa de Nariño.
Un perfil con historia: De la militancia a las amenazas
La historia de Juliana Guerrero no solo es la de un ascenso rápido, sino también la de una activista comprometida y víctima del conflicto. Su militancia en la campaña política del Pacto Histórico la puso en riesgo. Un día antes de las elecciones presidenciales de 2022, tras recibir varias amenazas, la joven fue víctima de un atentado en Agustín Codazzi, donde reside.
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La camioneta en la que recogía material de campaña recibió disparos, un evento que subraya el peligro inherente a su compromiso político. Fuentes cercanas aclaran que no tiene relación familiar con la esposa de Benedetti ni con Nicolás Petro, desmintiendo especulaciones.
El “poder” y las polémicas que ahora rodean su figura
A pesar de su juventud y trayectoria, la figura de Juliana Guerrero se ha visto envuelta en dos importantes controversias que la han puesto en el ojo del huracán. La primera, una denuncia que escaló a la Procuraduría y la Fiscalía General de la Nación por presunto uso indebido de recursos públicos. Un reportaje de Noticias Uno la señaló de haber utilizado un avión de la Policía Nacional para un viaje de carácter personal a Valledupar el pasado 19 de junio, en compañía de su hermana, con un regreso al día siguiente en la misma aeronave. La denuncia cuestiona la justificación y menciona la divulgación de fotografías en sus redes sociales de lo que sería un “viaje de paseo”.
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La segunda polémica proviene de la revista Cambio, que la ha señalado como la persona que “mueve los hilos” en el Gobierno Nacional, sugiriendo un “poder exacerbado” tanto en Presidencia como en el Ministerio del Interior, al punto de ser considerada una “guardiana” para acceder al jefe de Estado.
La versión de la funcionaria y la investigación en curso
Ante estas acusaciones, Juliana Guerrero ha manifestado que en los próximos días ofrecerá explicaciones, aunque ha adelantado que el viaje en cuestión se debió a “motivos de fuerza mayor”. Por su parte, el Ministerio del Interior ha defendido la presencia de Guerrero en Valledupar, asegurando que obedeció a “labores específicas de la Paz Total" y tareas propias de la cartera.
Fuentes cercanas a la funcionaria han intentado desestimar las acusaciones de “poder exagerado”, sugiriendo que su influencia se ha reenfocado en el Ministerio tras la llegada de Alfredo Saade como jefe de despacho presidencial. La investigación de los organismos de control continúa para esclarecer el presunto uso indebido de bienes del Estado y el alcance real de su influencia en el Gobierno.

