El precandidato presidencial Gustavo Bolívar encendió las alarmas en sus redes sociales al denunciar que influenciadores que antes lo elogiaban ahora radican ataques y, según él, “promocionan a otros candidatos”. Bolívar calificó este fenómeno como parte de una estrategia largamente planificada y diferenció entre apoyo auténtico y contenido remunerado.
El exdirector del DPS explicó que, aunque no ve mal que se cobren por promocionar candidatos, considera que la ciudadanía merece claridad. Por eso, anunció su compromiso de marcar todas las publicaciones pagadas con el hashtag #PPP (Publicidad Política Pagada):
“Para que sepan que esa persona que dice ‘Bolívar es el hombre que necesita Colombia’… yo pagué para que lo diga”.
Aclaró que esta medida busca evitar engaños: “No quiero que piensen que soy honesto solo porque pagué a alguien para decirlo”. Bolívar resaltó que prefiere ganarse el apoyo con su hoja de vida, trayectoria política y claridad. Además, lanzó un reto a sus contrincantes: que adopten el mismo modelo de transparencia comunicacional.
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La medida generó reacciones en redes, división entre seguidores y detractores. El llamado de Bolívar abre un debate clave sobre ética en campañas digitales, transparencia y la necesidad de marcar claramente los contenidos patrocinados en época electoral.
Su candidatura presidencial: un pulso interno
Bolívar formalizó oficialmente su aspiración a la Presidencia tras renunciar al DPS en mayo, cumpliendo requisitos legales para evitar inhabilidades. Es puntero en encuestas del Pacto Histórico, aunque enfrenta ruido dentro del petrismo y rechazo del propio Petro, quien valoró que renunciar por aspiraciones políticas debe implicar centrar esfuerzos fuera del Gobierno.
En recientes declaraciones a medios como Caracol Radio, reiteró su apuesta por una elección democrática interna parcial (consulta) para determinar el candidato presidencial.
Por otro lado, Bolívar enfatiza que reconocer públicamente pagos a influencers permite mayor transparencia en la comunicación política y preferencia del ciudadano. Propone que sus competidores adopten la misma práctica.
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A la fecha, su precandidatura enfrenta además la necesidad de construir una estrategia sólida y conciliadora dentro del progresismo, que permita tejer alianzas y consolidar su opción frente a rivales como Roy Barreras o María José Pizarro.
Panorama electoral oficial
Según el cronograma oficial, las consultas internas del Pacto Histórico, si se realizan, están previstas para octubre de 2025, y las elecciones generales se celebrarán el 31 de mayo de 2026 (primera vuelta), con eventual segunda vuelta el 21 de junio.
Bolívar se posiciona como una figura disruptiva: autoimponiéndose límites éticos y dispuestas a transparentar su campaña, enfrenta un escenario complicado dentro de su coalición y en la contienda presidencial que apenas comienza.

