Cada amanecer en Colombia se ha convertido en una vigilia nacional por la salud de Miguel Uribe Turbay. Este miércoles, esa espera se tornó en alivio: por primera vez desde el atentado que lo dejó en estado crítico, la Fundación Santa Fe de Bogotá entregó un parte médico con signos de recuperación.
“En medio de la severidad de su condición clínica, existen indicios de mejoría neurológica dada por una disminución en el edema cerebral”, indicó el centro médico. Además, el boletín resaltó una “tendencia hacia la estabilización hemodinámica”, una señal clave para los especialistas.
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Pero ¿qué significa esto en términos médicos reales? El neurólogo Remberto Burgos, uno de los más prestigiosos del país, lo resumió así: “Es un renacer de la esperanza”. Y no es una frase ligera.
“Las primeras 72 horas son críticas. Ya pasaron, y las condiciones de Miguel se mantuvieron estables durante ese tiempo. Ese es un dato esperanzador”, explicó Burgos, quien ha liderado decenas de cirugías cerebrales complejas a lo largo de su carrera.
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Según el especialista, la estabilización hemodinámica implica que el cuerpo de Uribe Turbay ha comenzado a regular por sí solo su sistema circulatorio, una función vital que permite “pausar los protocolos intensivos de reanimación y abrir la puerta a una recuperación progresiva”.
“Decirle milagro me parece adecuado”, respondió Burgos. “No es raro que pacientes en estado crítico, tras un periodo de 72 horas con manejo clínico intensivo, comiencen a mostrar una mejoría que desafía los pronósticos”.
El país entero se aferra a esa posibilidad. La familia del senador también.
En la tarde del martes, su esposa —visiblemente conmovida— habló al país: “Miguel es un guerrero, sigue luchando por su vida, está anclado a la Tierra por el amor de su hijo, de nuestras hijas y nuestra familia”.
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Agradeció a quienes han enviado mensajes de apoyo y concluyó con una frase que resume el momento: “Lo que vivimos no tiene nombre… mi total empatía y solidaridad con todas las familias colombianas que hoy se despiertan con mi mismo dolor”.
Aunque el pronóstico sigue siendo reservado, los indicadores clínicos traen una bocanada de esperanza. El país entero, y especialmente su familia, se preparan para seguir luchando por su recuperación.

