El atentado ocurrido el pasado sábado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay ha provocado una profunda sacudida en la opinión pública nacional. Más allá del acto violento en sí, el ataque ha reavivado una herida histórica que aún no cicatriza del todo en Colombia: el secuestro y trágico fallecimiento de su madre, la periodista Diana Turbay, hace ya más de tres décadas.
Le puede interesar: Laura Daniela Villamil visita a Miguel Uribe Turbay y comparte un mensaje de fe: “El que decide es Dios”
Uribe Turbay fue atacado durante un acto proselitista en un parque de Fontibón, en Bogotá. Según información preliminar, el atentado ocurrió mientras participaba en una jornada de campaña, y actualmente permanece en estado crítico en la Fundación Santa Fe. Este hecho ha sido interpretado por analistas y líderes políticos como una preocupante señal del recrudecimiento de la violencia política, en un país que, pese a los acuerdos de paz y los esfuerzos institucionales, continúa enfrentando amenazas estructurales a su democracia.
La figura de Miguel Uribe Turbay, hoy senador y precandidato presidencial en estado crítico tras un atentado el pasado 7 de junio, no puede comprenderse sin mirar atrás hacia su historia familiar, especialmente hacia el legado de su madre, Diana Turbay Quintero. La periodista fue víctima de uno de los secuestros más impactantes de la historia reciente de Colombia, ocurrido en un contexto de extrema violencia ligado al narcotráfico y a la lucha del Estado contra Pablo Escobar y el cartel de Medellín.
Le puede interesar: “Ningún niño debería repetir lo que está viviendo mi hijo: contar a sus 4 años que su papá sufrió un disparo en la cabeza”: María Tarazona, esposa de Miguel Uribe
La historia del secuestro de Diana Turbay y el posterior asesinato
Diana Turbay nació en el seno de una de las familias más prominentes del país. Era hija del expresidente Julio César Turbay Ayala (1978-1982) y de Nidia Quintero. A pesar de su origen político, eligió el periodismo como su vocación. A comienzos de los años 90, ya era una de las comunicadoras más reconocidas del país: dirigía y presentaba el Noticiero Criptón, editaba la revista Hoy x Hoy y se desempeñaba como intermediaria en contactos con grupos insurgentes, como el M-19.
Le puede interesar: Ellos son los hijos de Miguel Uribe Turbay; conformó una familia hace más de 8 años
El 30 de agosto de 1990, fue secuestrada por orden directa de Pablo Escobar, líder de Los Extraditables, un grupo conformado por narcotraficantes que buscaban frenar el tratado de extradición con Estados Unidos. Para capturarla, le hicieron creer que tenía acceso a una entrevista exclusiva con Manuel Pérez Martínez, alias El Cura Pérez, comandante del ELN.
El plan se ejecutó con precisión. Turbay salió de Bogotá acompañada por su equipo periodístico —Azucena Liévano, Richard Becerra, Orlando Acevedo, Juan Vitta y el alemán Hero Buss— hacia una finca en Copacabana, Antioquia. Allí, les revelaron que estaban secuestrados.
Un rescate fallido y un país en luto
Durante cinco meses, Diana Turbay permaneció en cautiverio. Mientras algunos de sus colegas fueron liberados con el paso del tiempo, ella no tuvo la misma suerte. El 25 de enero de 1991, un comando de élite realizó un operativo de rescate en la finca donde se encontraba. En medio del caos, Turbay fue herida con tres disparos en la espalda.
“Corrimos durante 15 minutos subiendo una montaña muy difícil... Diana cayó al suelo gritando: ‘Me hirieron, me mataron’”, relató el camarógrafo Richard Becerra, quien estuvo con ella hasta la llegada de las autoridades. Diana fue trasladada al Hospital General de Medellín, donde falleció en la sala de operaciones.
La noticia de su muerte sacudió al país. En Bogotá, su padre y varios expresidentes intentaban negociar con Los Extraditables cuando recibieron la trágica confirmación. Su madre, Nidia Quintero, culpó tanto a los narcotraficantes como al gobierno de César Gaviria por el desenlace: “¿Se imaginan ustedes si en una finca donde hay unos helicópteros volando, los iban a dejar vivos?”, expresó con dolor.
El legado que sigue vivo
Diana Turbay dejó una marca indeleble en el periodismo colombiano y en la memoria colectiva. Su historia fue documentada y relatada en libros, columnas y reportajes, y su nombre sigue siendo símbolo de valentía y compromiso con la verdad.
Para su hijo, Miguel Uribe Turbay, la figura de su madre ha sido una guía en su vida pública. “Mi mamá ha sido mi motivación y ejemplo para trabajar por nuestro país. Me enseñó que los principios no se negocian y el valor de la integridad”, afirmó en 2024, al recordar el aniversario 33 de su muerte.
Hoy, cuando Colombia sigue atenta a la evolución de su estado de salud tras el atentado que sufrió, el recuerdo de Diana Turbay resurge no solo como una tragedia familiar, sino como un espejo de las heridas profundas que la violencia ha dejado en el país, y que aún están lejos de cerrar por completo.

