Este lunes 19 de mayo se confirmó el fallecimiento de Elí Mejía Mendoza, más conocido como ‘Martín Sombra’, uno de los integrantes más siniestros de la extinta guerrilla de las Farc. Murió en el Hospital El Tunal, en el sur de Bogotá, donde permanecía internado por complicaciones de salud. Su nombre se convirtió en sinónimo de terror durante los años más intensos del conflicto armado colombiano.
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‘Martín Sombra’ se ganó el apodo de “el carcelero” por su papel en la custodia y vigilancia de decenas de secuestrados, incluidos políticos, militares y policías. Entre los rehenes que pasaron por sus campamentos en la selva estuvieron Íngrid Betancourt, Clara Rojas y numerosos uniformados que vivieron años de cautiverio bajo condiciones inhumanas.
Fue protagonista en ataques armados de gran impacto, como la toma de Mitú en 1998 y el asalto a la base militar de Girasoles. Tras su captura en 2008, accedió a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), donde confesó crímenes como el reclutamiento de menores y la creación de campos de detención clandestinos.
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Sin embargo, en 2020 volvió a ser detenido, esta vez por su presunta participación en el secuestro del ganadero Samuel Estupiñán, ocurrido en Caquetá en 2017. Su detención fue registrada en video, mostrando a un hombre envejecido, con muletas, que no ofreció resistencia mientras le leían la orden judicial.
Pese a este nuevo proceso, en julio de 2024 la JEP decidió mantenerlo bajo su jurisdicción transicional, al no hallar pruebas concluyentes de un incumplimiento deliberado de sus compromisos con la verdad y la reparación. Su contribución en los casos de reclutamiento de menores fue clave para esa decisión.
Hasta su muerte, Mejía Mendoza enfrentaba un juicio en libertad por vencimiento de términos. Su fallecimiento marca el fin de la historia de uno de los protagonistas más sombríos del conflicto colombiano, cuya figura sigue generando controversia entre las víctimas y sectores defensores del proceso de paz.