Este 26 de abril se cumplen 35 años del asesinato de Carlos Pizarro Leongómez, quien fue comandante del M-19 y, tras la firma de la paz, candidato presidencial por el partido Alianza Democrática M-19. Su muerte, en plena campaña electoral, truncó la apuesta política de uno de los actores más relevantes de la transición de armas a la política.
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El crimen ocurrió a bordo del vuelo 321 de Avianca, que cubría la ruta Bogotá-Barranquilla. Mientras el avión estaba en el aire, un hombre identificado como Gerardo Gutiérrez Uribe, quien logró abordar armado, disparó contra Pizarro, que falleció a los pocos minutos. El agresor fue abatido en el acto por el esquema de seguridad del candidato.
La muerte de Pizarro conmocionó al país y se sumó a una serie de asesinatos de líderes políticos que marcaron el periodo, como el de Luis Carlos Galán (1989) y Bernardo Jaramillo Ossa (1990). Su asesinato impactó directamente en el naciente proceso de paz que se había firmado apenas semanas antes, el 9 de marzo de 1990, entre el M-19 y el gobierno de Virgilio Barco Vargas.
El proceso judicial para esclarecer plenamente los responsables detrás del asesinato ha tenido avances parciales. En 2010, la Fiscalía General de la Nación declaró el crimen como de lesa humanidad, garantizando que su investigación no prescribiera. En 2020, el Estado colombiano reconoció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) su responsabilidad internacional por la falta de protección efectiva a Pizarro.
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María José Pizarro, hija del líder asesinado y hoy senadora, ha sido una voz activa en las solicitudes de justicia. Durante diversos eventos conmemorativos y en instancias internacionales, ha reclamado que el Estado avance de manera decidida para identificar a los autores intelectuales del crimen.
No hay capturados aún
Hasta el momento, el caso no ha sido esclarecido plenamente en términos judiciales. Aunque existen hipótesis de participación de sectores estatales y otros actores en el crimen, las investigaciones no han concluido con sentencias que determinen responsabilidades más allá del autor material.
Carlos Pizarro Leongómez, nacido en 1951 en Cartagena, se vinculó en su juventud a movimientos de izquierda, hasta llegar al M-19, del que se convertiría en uno de sus principales comandantes. Tras años de lucha armada, encabezó las negociaciones de paz que permitieron la desmovilización del grupo y su transición a la política.
Durante su breve campaña presidencial, Pizarro se presentó como un candidato de reconciliación, buscando integrar a sectores históricamente marginados del poder político. En las encuestas, comenzaba a consolidar un respaldo importante, reflejo del apoyo popular al proceso de paz.
El asesinato de Pizarro dejó un vacío enorme en el panorama político colombiano de los años noventa, marcando un antes y un después en la historia del conflicto armado y la búsqueda de salidas negociadas. Hoy, su memoria sigue viva como un símbolo de la posibilidad de transformar las armas en votos, y de la necesidad de encontrar la verdad para cerrar las heridas abiertas.

