En un nuevo comunicado difundido por sus canales oficiales, el Comando Central del ELN reiteró su disposición de continuar los esfuerzos por una “paz con transformaciones”, alineada con lo pactado en la Agenda de México y el Acuerdo número 28, que han sido ejes centrales del proceso de negociación con el Gobierno colombiano.
“El ELN valora estos esfuerzos del pueblo”, señaló el grupo armado en un mensaje que comenzó con un “saludo de esperanza” dirigido a los sectores sociales comprometidos con la construcción de una paz verdadera. No obstante, el tono rápidamente se tornó crítico hacia el Ejecutivo, al que acusan de incumplir compromisos fundamentales y de intentar imponer un modelo que ignora las particularidades del conflicto con esa guerrilla.
De acuerdo con el ELN, la propuesta del Gobierno de implementar el modelo DDR (Desmovilización, Desarme y Reinserción), similar al que se usó en procesos anteriores como el de las FARC, representa una visión reduccionista que no responde a las transformaciones estructurales que exigen como parte de una salida negociada. En palabras del grupo, este modelo ha demostrado ser “fracasado” y forma parte de una estrategia contrainsurgente que busca deslegitimarlos como organización política.
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El grupo también arremetió contra el presidente Gustavo Petro, a quien señalan de haber seguido “directrices del plan contrainsurgente” y de utilizar “falacias de inteligencia militar” para atacar y desprestigiar al ELN en la opinión pública. Según el comunicado, estas acciones contradicen el espíritu del diálogo y siembran desconfianza sobre la voluntad real del Gobierno para lograr la paz.
Un proceso con altibajos y desconfianza mutua
Desde que se retomaron las conversaciones en 2022, el camino del proceso de paz con el ELN ha estado plagado de altibajos. En enero de 2025, el presidente Petro suspendió los diálogos tras una ola de violencia en el Catatumbo, donde se registraron cerca de 100 muertos y más de 56.000 desplazados. El mandatario calificó estas acciones como “crímenes de guerra” y puso en duda la disposición del ELN a negociar de buena fe.
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Tras la suspensión, el Gobierno intentó retomar las conversaciones por medio de propuestas confidenciales. Una de ellas, revelada por El Espectador, incluía un paquete de reformas económicas que el ELN rechazó, alegando que no habían sido discutidas en el marco acordado y que no representaban las transformaciones estructurales que esperan.
Este constante tira y afloja ha debilitado la confianza entre las partes y ha puesto en vilo uno de los pilares de la llamada “Paz Total”, la política bandera del actual Gobierno.
Riesgo político y advertencia del ELN
En su comunicado, el ELN también lanzó una advertencia sobre el uso electoral de la narrativa de la paz. A medida que el país se acerca al calendario electoral de 2026, el grupo insurgente alertó sobre el riesgo de que la paz se utilice “como herramienta de politiquería”, en detrimento de los objetivos reales del proceso.
“El camino de la paz es un reto y compromiso que descansa en hombros de la sociedad y la insurgencia”, subraya el comunicado, que insiste en la necesidad de fortalecer la participación democrática, así como de avanzar hacia un Acuerdo Nacional por las transformaciones profundas que —según ellos— son indispensables para una paz duradera.
¿Qué sigue?
Aunque el Gobierno no ha respondido oficialmente a este nuevo pronunciamiento, fuentes cercanas al equipo negociador han señalado que aún se mantienen canales abiertos para una eventual reactivación del proceso. Sin embargo, el desgaste político, el creciente escepticismo ciudadano y los intereses de cara a las elecciones de 2026 configuran un panorama complejo para el futuro inmediato de las negociaciones.
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Por ahora, el ELN se mantiene firme en su discurso de lucha revolucionaria, pero al mismo tiempo reafirma su disposición al diálogo. La gran incógnita es si el Gobierno encontrará el equilibrio entre sus apuestas reformistas y las exigencias insurgentes para retomar un camino de paz que hoy parece más incierto que nunca.