La tensión comercial entre Estados Unidos y Colombia ha escalado a un nuevo nivel tras la advertencia del representante de comercio estadounidense, Jamieson Greer, quien envió una carta a la ministra de Comercio (e) de Colombia, Cielo Rusinque, notificando que el gobierno estadounidense podría suspender la exportación de automóviles hacia el país sudamericano desde el 2 de mayo. La razón detrás de esta decisión es el reciente cambio de regulaciones en Colombia, el cual establece que únicamente se aceptará la certificación de vehículos que cumplan con los estándares de la ONU, dejando de lado las certificaciones estadounidenses.
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Según Greer, esta modificación en los requisitos de certificación constituye una “práctica comercial desleal”, dado que Colombia no ha presentado pruebas que demuestren que el método actual de certificación basado en las Normas Federales de Seguridad de Vehículos Motorizados (FMVSS) de Estados Unidos no cumple con los objetivos de seguridad y rendimiento del país. En su comunicado, el representante de comercio enfatizó que esta decisión podría generar una acción coercitiva rápida por parte de Washington, lo que afectaría la relación comercial entre ambos países.
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Además, Greer señaló que las nuevas regulaciones colombianas podrían obstruir el comercio y traer consecuencias económicas adversas. En su carta, expresó su preocupación de que estas medidas “perturben la economía colombiana sin ninguna expectativa razonable de mejoras en la seguridad pública”. También destacó que este cambio regulatorio podría tener un impacto negativo en las ventas de automóviles, perjudicar el empleo en el sector de servicios automotrices y generar un aumento innecesario de costos para los consumidores, limitando su acceso a vehículos más modernos y seguros.
Este enfrentamiento comercial se enmarca dentro de la guerra de aranceles, una estrategia implementada desde 2018 por la administración de Donald Trump, la cual ha generado conflictos comerciales con múltiples países. De acuerdo con la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), los aranceles impuestos por Estados Unidos han afectado bienes valorados en más de 8,5 billones de dólares, generando una caída en el comercio global y provocando incertidumbre económica en diversas regiones del mundo.
El representante de comercio estadounidense concluyó su misiva instando al Gobierno colombiano a retrasar la entrada en vigor de las nuevas regulaciones, con el fin de permitir que equipos técnicos de ambas naciones trabajen en una solución permanente. Sin embargo, la medida de Colombia busca alinearse con estándares internacionales y fortalecer la regulación automotriz, lo que complica el escenario de negociación.
Este conflicto deja en evidencia los desafíos de la relación comercial entre Colombia y Estados Unidos, así como los efectos de las políticas proteccionistas en la economía global. Mientras los sectores involucrados esperan una posible negociación, los consumidores colombianos y las empresas del sector automotriz se enfrentan a una creciente incertidumbre sobre el futuro del mercado de vehículos importados.