Colombia retoma la fumigación de cultivos ilícitos con glifosato, una práctica que había sido suspendida desde 2015 por orden de la Corte Constitucional, debido a preocupaciones sobre sus efectos en la salud y el medioambiente. La confirmación la dio este martes el ministro de Defensa, Pedro Sánchez Suárez, junto con el director de la Policía Nacional, general Carlos Fernando Triana, durante una rueda de prensa.
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El anuncio se produce tras la revelación de contratos suscritos por la Dirección Antinarcóticos de la Policía para la compra de plaguicidas a base de glifosato, específicamente para aspersiones terrestres. Esta modalidad, distinta a la aérea, no tiene una prohibición legal explícita, por lo que puede implementarse dentro de ciertos parámetros.
El general Triana precisó que “hay un proceso contractual en fase de estructuración”, y explicó que estas acciones hacen parte de un plan integral de erradicación, que contempla también la sustitución voluntaria y la erradicación manual.
Por su parte, el ministro Sánchez Suárez recalcó que, si bien la fumigación no es la primera opción, se trata de una herramienta que el Estado debe mantener disponible. “Esperamos que funcione tan bien la sustitución, que no haya que usar este método. Pero, al igual que los bombardeos, son herramientas disponibles”, afirmó.
Contexto histórico del uso del glifosato en Colombia
El uso del glifosato para aspersiones aéreas fue implementado desde los años 90 como parte del Plan Colombia, con apoyo de Estados Unidos, y fue uno de los ejes de la lucha contra los cultivos de uso ilícito. Sin embargo, en 2015 la Corte Constitucional suspendió las fumigaciones aéreas, tras un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que clasificó al glifosato como “probablemente cancerígeno para los humanos”.
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Desde entonces, Colombia ha intentado implementar estrategias alternativas, como la erradicación manual y los programas de sustitución voluntaria de cultivos, con resultados mixtos. Según datos del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) de la ONU, Colombia continúa siendo el mayor productor mundial de coca, con más de 230.000 hectáreas cultivadas en 2023.
La reactivación de las fumigaciones, aunque terrestres, marca un giro en la política antidrogas del país, y genera de nuevo un debate sobre el equilibrio entre seguridad, salud pública y respeto a los derechos de las comunidades rurales.
Finalmente, se espera que en los próximos días se conozcan los detalles operativos de la estrategia y las regiones donde se aplicará el herbicida.

