Todo comenzó con la supuesta demanda de Abelardo de la Espriella contra Netflix, en la que el reconocido abogado anunciaba que no permitiría el estreno de la serie por el daño que podría causar a una influyente familia barranquillera. ¿El resultado? Un país entero especulando sobre la identidad de esa familia y sobre los secretos que Medusa estaba a punto de revelar.
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El impacto fue inmediato. La semana pasada, tras el estreno oficial de la serie, De la Espriella publicó un vídeo en sus redes sociales asegurando: “Logré cancelar la serie Medusa. No voy a permitir, en ninguna circunstancia, que se mancille el nombre, el honor y todo lo que ha hecho una importante familia de esta ciudad, en manos de la gente de Netflix”.
Al mismo tiempo, algunas vallas y anuncios publicitarios de Medusa desaparecieron en varias ciudades de Colombia, lo que aumentó aún más la incertidumbre. Pronto, el país entero se preguntaba: ¿Qué muestra realmente la serie? ¿A qué familia barranquillera se refiere De la Espriella?
Para agregar más misterio, el personaje de Juana Acosta en la serie, Bárbara Hidalgo, adelanta lo que está por venir con una frase impactante:“No sé qué me duele más, si descubres lo despreciable que es mi familia o darme cuenta de que yo era como ellos.”
Con esta campaña, la conversación explotó. Medios de comunicación, redes sociales, portales digitales y hasta la calle se llenaron de teorías sobre los supuestos Hidalgo de la vida real. La controversia fue tan grande que varios periodistas decidieron investigar la demanda, solo para descubrir que no existía ningún registro legal. Todo había sido una brillante estrategia publicitaria.
Netflix describe a Medusa como “una serie de misterio y tensión que, con la costa Caribe colombiana como telón de fondo, revela que cada secreto tiene un precio y nadie está a salvo de su propia historia”. Después de toda la expectativa generada, Medusa se estrena este 5 de marzo y, sin duda, será imposible perdérsela.