Un fiscal colombiano confirmó, en segunda instancia, la medida de detención en una prisión contra el exjefe paramilitar Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias “Macaco”, quien reconoció su responsabilidad por línea de mando en 162 delitos cometidos en 11 departamentos entre los años 2000 y 2004.
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La Fiscalía detalló este viernes que “Macaco” es responsable de delitos como homicidio agravado, homicidio en personas protegida, lesiones personales, desplazamiento de población civil, reclutamiento ilícito, desaparición forzada, secuestro simple, secuestro extorsivo, tortura, acceso carnal violento, terrorismo y hurto agravado.
Estos crímenes, agregó la información, son considerados delitos de lesa humanidad porque los investigadores cuentan con “material probatorio suficiente para demostrar que dichas conductas no han prescrito, y que obedecieron a una política sistemática y generalizada por parte del hoy procesado”.
El exjefe paramilitar, que lideró el Bloque Central Bolívar (BCB) de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y está encarcelado en su país tras cumplir condena por narcotráfico en EE.UU., reconoció en marzo de 2021 su responsabilidad por línea de mando, en 162 hechos delictivos.
Entre esos crímenes figuran 113 homicidios y 110 casos de desaparición forzada de campesinos, líderes comunitarios y población indígena.
Las revelaciones continúan: Álvaro Uribe Vélez resultó siendo relacionado con el paramilitarismo en la JEP
Zulema Jattin, excongresista procesada por parapolítica declaró ante la JEP que Álvaro Uribe Vélez le habría impedido denunciar a los paramilitares.
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Según Jattin, un hombre llamado William Salleg, exdirector de El Meridiano de Córdoba, fue quien la conectó con el exjefe paramilitar, Salvatore Mancuso. Su primera reunión se dio el pasado 13 de septiembre de 2001.
“Fuimos hasta una finca ubicada entre el kilómetro 15 de la vía Montería hacia Tierralta”, explicó Jattin. Además, dijo que durante el encuentro Mancuso, este le prohibió hacer eventos políticos en ciertos municipios, ya que estos estaban bajo dominio de personajes como Eleonora Pineda y Miguel de la Espriella.
Esa prohibición desató la inconformidad de Jattin, por lo que tuvo varios inconvenientes con Mancuso. Finalmente, tras varias discusiones, acordaron que ella sí podía hacer política en Cereté.
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Después de eso, según Jattin, se dio la reunión con Álvaro Uribe, donde aprovechó para contarle las prohibiciones de las que había sido víctima. Sin embargo, según Jattin, este le sugirió que si no tenía pruebas, no denunciara.
“Yo le hablé a él específicamente de la doctora Eleonora Pineda y del doctor Miguel de la Espriella, porque Salvatore Mancuso me había dicho que ellos eran sus candidatos (…) creo que a él le interesaba que ellos lo acompañaran, le interesaba que todo ese andamiaje político, ya que lo estaba acompañando en Córdoba, se mantuviera, y si yo me ponía a hacer ruido o a denunciarlo o a hacer público (...) pues ese ruido iba a afectar la campaña presidencial, porque ellos eran candidatos y congresistas que estaban apoyando la candidatura de Álvaro Uribe, así lo entendí en ese momento y pues yo quería que él ganase también las elecciones y entendí que políticamente no era oportuno o políticamente correcto que yo hiciese ese tipo de pronunciamientos a nivel nacional, y que si bien estaba en riesgo la credencial mía, pues había una un objetivo mayor que era que él ganara la Presidencia y preferí dejar de ir a los municipios y quedarme callada y redoblar el trabajo donde podía moverme”, declaró ante la JEP.