Pistolas, revólveres, fusiles, ametralladoras, morteros y lanza cohetes, fueron las 30.000 armas ilegales de grupos armados organizados o delincuencial común, que se fundieron y renacieron como acero, para aportar a la construcción de hogares vulnerables en Boyacá.
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La ceremonia se llevó a cabo en el municipio de Tuta en la tarde de este jueves y contó con la presencia de las Fuerzas Militares -quienes realizaron el proceso de incautación- y la siderúrgica Gerdau Diaco. Una alianza nacida en 2018, en el marco del proyecto social Transformando Armas en Esperanza.
“Ustedes saben que las varillas de acero se usan para la construcción, pero no para cualquier tipo de construcción: parte de estas varillas van a ir a proyectos de vivienda de interés social y eso es lo que le da un carácter virtuoso a todo este ejercicio de incautación, destrucción y un destino final y provechoso de este material bélico”, indicó el almirante José Joaquín Amézquita García, jefe de Estado Mayor Conjunto de la Institución.
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De esta manera, la compañía ha entregado cuatro casas: tres en el municipio de Sotaquirá y una más en Belén. “Estoy muy feliz, porque logramos una vivienda de la cual nos beneficiamos mis padres y sobrinos (...) Hoy esas armas que se usaron para el mal, para matar gente, hacen parte de unas varas y acero para casas”, señaló, Marta Silva, una de las beneficiarias.
La eliminación de estas armas, hace parte el artículo 100 del Decreto 2535 de 1993, la cual determina la obligación del Estado de destruir armas y municiones decomisadas que estén inservibles, en desuso y no puedan ser reconvertidas o utilizadas por la fuerza pública.