Rober Enrique Zamora Zapata, de 43 años y ex candidato al Concejo del municipio de Malambo, Atlántico, hace 8 años, fue asesinado en la mañana de este jueves, cuando se movilizaba en su moto, junto a sus dos hijas, a quienes las iba a dejar en el colegio.
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El hecho ocurrió más exactamente la calle 20 con carrera 1B, del barrio Juan XXIII, cuando sicarios lo abordaron también en una motocicleta y le pidieron que bajara a la menor. Fue en ese momento en que le dispararon tres veces en el pecho.
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Estudiantes y profesores que presenciaron el hecho, salieron a auxiliarlo. Sin embargo, tras ser trasladado en un motocarro hasta un centro asistencial, los médicos informaron que ya había llegado sin signos vitales.
El doloroso testimonio de la hermana del excandidato al Concejo
Horas después de conocerse el crimen, el medio local, El Heraldo, pudo hablar con su hermana, Esmeralda Zamora, quien narró como los sicarios, lo abordaron delante de sus dos sobrinas.
“Él como de costumbre todos los días, a las 6:00 de la mañana, recogió a su hija de 14 años y a sus sobrinas de 16 y 17 para llevarlas al colegio. A pocos metros del colegio fue donde sucedió todo, le dispararon mientras se movilizaba con las niñas en la moto. No tuvieron ni la compasión de verlas montadas en el vehículo. Gracias Dios ellas salieron ilesas. Pudo ser peor”.
Sobre el móvil del crimen aún no se maneja alguna hipótesis que de indicios. Pues Rober Enrique Zamora, según contó su hermana, tenía “hace unos 6 meses un billar en asociación con uno de sus más antiguos amigos, pero decidió no seguir con ello y se empezó a dedicar a la siembra, cría de gallinas y demás actividades agricultoras que era las que llevaba a cabo a pocos metros de la casa de mi mamá”.
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Y añadió que no saben por qué razón lo asesinaron, pues en su comunidad era muy conocido y querido por todos. Por esa razón pidió celeridad en el caso y que se haga justicia.
“Realmente no sabemos la razón por la cual le hicieron esto a mi hermano, porque él era una persona muy conocida en el municipio, y querida aquí en el barrio, nunca supimos de amenazas o problemas (...) Él no merecía morir así”.