“Me advirtieron, que a las mujeres que buscan se les descose el rostro, que andan por ahí, chorreando esa herida horrenda, que están solas, tan solas, que se les calca una foto en blanco y negro y un adónde, y ellos dicen: no hay nadie”, fragmento del poema Hoja Blanca, que revela cómo a través de las letras, la poeta logra expresar su más profundo dolor por la violencia que viven las mujeres en el mundo.
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Amanda Durán nació en Chile en 1982. Es escritora y artista visual chilena. Su obra ha sido publicada en Perú, España, Chile, Uruguay, y Argentina. Participando además de antologías en Suecia, Francia, Guatemala, México y Canadá. Sus libros son: Zona Primavera, Ovulada, libro publicado en Chile (MAGO Editores), España (Amargord Ediciones) y Perú (Altazor Ediciones); Antro; misa para señoritas, presentado en Uruguay (La Propia, Cartonera), Argentina (Arbolanimal) y Chile (Ediciones Colectivas periféricas); La Belleza, España (Amargord Ediciones) y finalmente Nudo en Chile, (MAGO Editores) que reúne un extracto de los últimos tres libros.
¿Quién es Amanda Durán?
Soy poeta construida con el amor de un abuelo que me enseñó poesía desde los 8 años, para rescatarme de la tristeza y fue el mejor regalo que pudieron haberme dado. Mi primer libro se publicó a los 12 años y he tenido la suerte de estar muy bien acompañada por escritores que admiro, que me han dado el apoyo, como Nicanor Parra, que prologó mi primer libro; de ahí en adelante mis otros maestros Patricio Manns y Raúl Zurita.
¿Cuál fue esa tristeza de la que la poesía logró rescatarla?
Las tristezas de los tiempos, la herida de la familia disfuncional, que es una herida transversal en este momento para todos los seres humanos y en algunos casos se soporta más y en otros menos. Tiene que ver justamente con esa ausencia del amor nutricional, que olvida a veces escuchar la voz de los niños y de las mujeres. Mis padres se separaron y no iban a vivir conmigo. Eso a los 8 años me provocó una depresión, de la que me rescató solo la poesía. De ahí en adelante la poesía ha sido mi bastón para la vida.
¿Cómo fue la experiencia de escribir el primer libro siendo tan joven?
Era como un juego, como para un niño jugar lucha o dibujar, para mí era dibujar historias con las palabras. Mi abuelo me regaló el concepto de la licencia poética, que es que en el papel y gracias al lápiz tienes un universo ilimitado y permiso para decir lo que quieras, transformar las palabras en lo que quieras y mezclar el lenguaje como quieras. En el libro hay poemas desde los 8 hasta los 12, no tiene una temática esencial, pero básicamente es una niña jugando con varios conceptos, las alas de los ángeles, la familia y los niños.
¿Qué fue lo que marcó el proceso de convertirse en poeta desde tan temprana edad?
Lo que más me marcó fue el tener la posibilidad de relacionarme con grandes poetas. Desde muy niña haber sido invitada a lecturas, encuentros y poder conocer un tipo de escritura que en el colegio no te enseñan y eso me explotó la cabeza. Desde niña tengo la noción de que la poesía es derecho humano y que lamentablemente no está considerada en las mallas pedagógicas. Se nos enseñan ciertos poetas en cada país, ciertos poetas extranjeros, algunos nacionales, pero no se nos muestra esta gran variedad de voces y esta capacidad de esa licencia poética, que para un niño puede transformar la vida. La palabra es lo primero que utilizamos para comunicarnos y cuando aprendemos a hablar tendemos un puente con el otro y ese puente puede manifestar nuestro interior de un modo que sabemos manejar todos los seres humanos en nuestros lenguajes e idiomas.
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¿Cómo describe su poesía?
Mi poesía es muy confesional, me relacioné con la poesía desde lo íntimo, desde la libertad absoluta de poder decir todo lo que yo sintiera. Finalmente fue mi puente para decir todo lo que no estaba diciendo en la vida. Por eso también la rescato como mi gran salvavidas. Mis libros fueron mis gritos de auxilio en distintos momentos de mi vida. La Ovulada tiene mucho que ver con esta maternidad violenta, una relación abusiva, esta relación con el padre maltratador y la pareja en la que se convierte. En Antro, veo a otras mujeres vivir sus propias luchas y sus propias experiencias de las heridas que va cargando. En esa época mi mejor amiga fue asesinada por su pareja en Suecia, eso me afectó profundamente. Luego viene el libro siguiente, La Belleza, en el que me relaciono con la muerte de mi madre, reconciliándome con esa idea, porque todo se relaciona, mi madre también fue víctima de violencia machista y fue asesinada. En ese libro decidí enfrentarlo no con rabia, sino asumir la belleza de quién había sido mi madre, la belleza de su partida y la belleza que tiene el dolor también. Zurita, es un poeta chileno a quién admiro mucho y dice que: ‘el poeta es aquel que viene del paraíso en su dolor de no tenerlo, responde con poesía’. La poesía, incluso la más triste, nos está contando esa experiencia del paraíso. Todos mis libros tiene un proceso muy orgánico, muy real.
¿Cómo ha sido el recorrido de las mujeres poetas en el mundo?
Tenemos una larga historia de mujeres poetas maravillosas que lamentablemente tuvieron finales bien tristes y trágicos a nivel mundial. La mayoría de las mujeres, la misma Gabriela Mistral, la poeta chilena, que si bien no se suicidó terminó autoexiliada, viviendo sola, en un país lejano, siendo descartada por sus pares masculinos en Chile, siendo que ganó el Novel. Nuestra misión como poetas es sobrevivir para entregarle esa posta a las que vienen, de que de poesía no se muere. Justamente la poesía para la mujer ha sido tan peligrosa, porque se ha relacionado con la escritura desde el diario de vida, muy íntimo, muy secreto, muy tuyo. Es una relación muy auténtica. El hombre, en cambio, su relación ha sido desde el escrito formal, lo aceptado por la sociedad como la palabra auténtica, científica, por tanto está más desde lo de afuera, tiene un tema muy diferente a la poesía de las mujeres que viene con una historia espiritual de autorrescate, esa poesía confesional que refleja la vulnerabilidad, que muy pocos quieren aceptar. Debemos apoyarnos mucho como mujeres, escuchar las heridas que venimos a contar y cuál es el paraíso del que venimos a dar un mensaje.
¿Cómo ha sido llegar al Festival en Medellín?
Feliz. Este es un festival con el que todo poeta sueña experimentar y ha sido como estar en un sueño, pero consciente para llevarme todas las experiencias posibles.
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La frase
“Mi poesía es muy confesional, me relacioné con la poesía desde lo íntimo, desde la libertad absoluta de poder decir todo lo que yo sintiera”, Amanda Durán.
La cifra
4 libros ha publicado la poeta Amanda Durán.