PUBLIMETRO COLOMBIA tuvo acceso al documento de 369 páginas escritas por el homicida del médico urólogo Juan Guillermo Aristizábal, que fue asesinado el pasado 18 de abril cuando el sujeto irrumpió en su consultorio en la Clínica Medellín y le disparó en múltiples oportunidades. En solo la tercera hoja del extenso escrito se lee la sentencia a muerte que había decidido cumplir.
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El texto lo tituló Jhon Ferney Cano es ‘Memorias de un loco sensible, historias ocultas de la circuncisión’, en el que a través de sus primeras letras le pide perdón a su madre.
El texto del homicida del urólogo en el que lo sentenció a muerte
“Enfermo y perturbado, y después de mucho rogar y de haber hecho lo que me dijeron que hiciera, todo ello en vano, he decidido que el individuo que mutiló vilmente mi miembro viril debe morir”, se lee en la 10 página del libro, pero es la quinta del texto escrito, lo que evidencia que planeó meticulosamente la redacción para relatar sus pensamientos y cumplir con su sentencia.
El texto inicia con un perfilamiento de los urólogos de Medellín, a los que marca con colores conforme a su experiencia con cada uno y a los que señala de estar “no por la labor, sino más bien por el dinero”.
“Hoy, jueves 21 de septiembre de 2023, a dos años de mi mutilación, la que no resolvió nada, fuí a encarar al urólogo responsable de aquel error de diagnóstico, le comenté mi situación y le llevé copias de todo el proceso que he tenido que realizar durante estos dos años. Pues resulta que hay una teoría de lo que me sucede. Mi situación no requería urología, aunque parezca increíble, no tenía nada qué hacer en esa rama de la medicina. Se supone que lo que tengo es un dolor crónico, una neuralgia del nervio pudendo, mismo que irradia el pene y los testículos”, dice el texto y agrega que al presentarle los documentos recopilados el urólogo no le prestó atención.
Luego indicó que: “se trataba de que me compensara por el daño ocasionado, ya que él me operó por un supuesto hongo en el pene, aunque nunca me realizó ningún examen previo y de que la muestra extirpada no salió lo que supuestamente estaba aliviando”.
Cano explicó que visitó a 14 urólogos tratando de encontrar la razón de su dolor, hasta que finalmente encontró que lo debía tratar un médico del dolor y que la compensación que esperaba recibir era para pagar ese servicio.
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“Ya he perdido toda esperanza, no en la ciencia, porque amo y creo en la ciencia, solo que de ahora en adelante sólo trabajaré por buscar venganza y cobrarle a ese hijo de puta la mierda que me ha hecho. Él se aprovechó de mí, pero ahora es mi turno”, sentenció.
En otro aparte indica que la cirugía no se la debieron hacer y que acabar con la vida del urólogo sería un regalo para el gremio.
“¡Esa escoria debe morir! Este será mi regalo para ustedes urólogos de Medellín, y espero que nunca lo olviden”, escribió.