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María Gutiérrez, la dura de las experiencias gastronómicas en Colombia, nos habla del: “factor wao”

La cartagenera María Gutiérrez acaba de ganar por segunda vez, como directora y dueña de la agencia de experiencias gastronómicas Foodies Colombia, el premio a mejor operador de turismo del país, en los World Travel Awards.

La agencia recibió el premio a mejor operador de turismo del país, en los World Travel Awards
María Gutiérrez / Foodies Colombia

Foodies Colombia superó a 14.597 agencias de viaje en el país, según el reporte estadístico del Registro Nacional de Turismo 2024, convirtiéndose en la agencia de experiencias gastronómicas más premiada de Colombia, con tres premios nacionales y cinco internacionales. María Gutiérrez, directora y dueña de esta agencia de experiencias gastronómicas, habló con GastroPop sobre qué puede hacer la diferencia a la hora de tener una de ellas.

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¿Qué pasa con el turismo gastronómico que se está hablando cada vez más de eso?

El turismo gastronómico hace mucho tiempo es un motor de desarrollo para muchos territorios. Acabo de venir de un viaje gastronómico por Madrid, París y varias ciudades de Italia. La gastronomía es un impulsor turístico crucial para esos países. Mucha gente viaja a Madrid para hacer un tour por viñedos, para comer churros, paella.

Más del 60% de la oferta turística está destinada a la gastronomía, ya sea el foco o el gancho del turista; también hay city tours que no se diseñan alrededor de la gastronomía, pero sí terminan con una experiencia gastronómica.

En Latinoamérica los casos de Perú o México hacen que haya turistas ávidos de visitar esos países a partir de sus cocinas. Para nosotros aún no es el decisor de compra de quienes nos visitan, pero crece.

Repetimos mucho que la biodiversidad nos hace un gran destino, pero es difícil promocionarla porque una parte importante de construir marca es definir un mensaje que se repita hasta que la gente nos asocie con algo particular. ¿Qué sería más inteligente promocionar en Colombia hoy? ¿Las regiones, los platos, a los chefs, la despensa?

Ese es un gran tema y tengo muchas conversaciones al respecto. Yo creo que nuestra mejor opción es promover nuestro producto.

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Un plato no es transversal a Colombia, pero el producto sí, pensemos por ejemplo en el universo de las frutas o en el Café, 22 departamentos del país tienen café y tenemos frutas en toda Colombia.

El riesgo de promover un plato, si no es identitario de alguna región, es que se pierda lo que sí es particular de esa región. Por ejemplo, si impulsáramos la bandeja paisa como plato colombiano para el turista, y en el caribe o el pacífico no es un plato identitario, nos arriesgaríamos a la pérdida de lo que sí es de esas regiones.

Es interesante lo que se hace también a partir de los chefs, exponentes de nuestra gastronomía, pero no todos se sienten representados por un chef u otro.

El producto no divide. Es nuestro.

¿Qué otros retos tenemos al hablar de turismo gastronómico?

Falta hacer mucho trabajo antes de salir con una gran campaña a promocionar Colombia como destino gastronómico, además de alinear la historia que queremos promover, aún no tenemos mucha infraestructura física, pero tampoco la de servicio, una red de agentes preparados y con conocimiento y orgullo por lo que pueden ofrecer.

Es común que no recomendemos tours porque nos da temor comer en la calle, o en el mercado, por no sentirnos seguros. Esto me pasa con los tours por el mercado de Bazurto, en Cartagena. En Foodies Colombia tenemos pólizas para asegurar totalmente la experiencia, pólizas de responsabilidad, la verdad es que no hemos tenido nunca que usarlas.

Necesitamos más agencias, más operadores, casi no hay operadores especializados en gastronomía, hoy los tours son múltiples, hacen paseos, tours religiosos, ambientales.

Un tour gastronómico no se trata de llevar a la gente a comer y nada más. El guión es muy importante, hay que cumplir la promesa al cliente, cuidar el vestuario, muchos detalles.

Hay un salto que dar localmente: pasar de personas naturales creando experiencias, a crear empresas. Casi todos, como yo, empezamos trabajando con la familia y subcontratando, pero es importante formalizarse y convertirse en una empresa de turismo gastronómico.

-Uno de los detalles importantes al crear experiencias es el factor “wao”, la capacidad de sorprender y crear algo memorable, ¿cómo desarrollaste este talento?

En mi ADN el tema artístico siempre ha estado; fui voluntaria del Festival Internacional de Cine de Cartagena, FICCI, durante tres años, desde el colegio. Me inventé una revista de cine que dirigí dos años, estudié Publicidad y Mercadeo y tras algunos años de trabajo entré a una vacante en Marketing en Disney, donde empecé como asistente de asistente del asistente, haciendo un trabajo aburrido, yendo a las salas a ver si estaban llenas, haciendo encuestas. Luego descubrí un talento para las negociaciones. Pasé de coordinadora de promociones a Marketing Manager, un salto de varios cargos, muy joven, y terminé manejando cine, tv, interactive, home video.

Esa experiencia en Disney me enseñó a girar en torno a lo que el cliente desea, yo lanzaba todos los meses películas, DVD, ¿cómo vas a sorprender con presupuestos prudentes? Para crear algo sorprendente se necesitan visión y capacidad de negociación, además de creatividad.

El factor wao no requiere efectos especiales de alta tecnología, o inversiones enormes, por ejemplo, un momento wao en un tour de Foodies Colombia puede ser la experiencia de hacer empanadas sin harina, moliendo el maíz. El gusto por el molino es algo que intento conservar porque requiere admiración por el artefacto, pasión, y entender la trascendencia de hacer las empanadas de cero, esos diferenciales hacen que la experiencia valga tres veces más. Yo repito mucho que un bollo de mazorca no es un “un bollo y ya”, es un alimento prehispánico.

Yo quiero que la gente que vive una experiencia se la recomiende a un amigo: “Dile a Cristian que te reciba, pídele a Alejo que te cuente cómo se hace la receta” siempre estamos midiendo la reacción del consumidor. Nosotros seguimos siendo una agencia boutique.

¿Una agencia de lujo, ¿no?

Totalmente. Con un cliente que da valor a lo que hacemos, que ha viajado.

Enaltecer la cocina local es una tendencia global que lleva muchos años y que nosotros hemos tomado muy en serio, como lo toman en serio restaurantes con los cuales trabajamos, Leo, Celele, Salvo Patria. Las agencias que nos buscan son de lujo, son las que valoran y pueden pagar las experiencias, tienen el grado de profesionalización que buscamos, que es comparable con las experiencias gastronómicos de ciudades como París.

Uno de los tours de Foodies Colombia que más genera interés es el tour inspirado en El amor en los tiempos del Cólera, en Cartagena, ¿cómo nació?

Yo empecé haciendo el Cartagena Street Food tour, un recorrido de la comida que encontraba de mi casa al colegio. Al comienzo lo hacía siempre yo, y cuando pasaba por el portal de los dulces mi papá hacía una alusión a los dulces de Fermina Daza. Mi papá sembró la llama.

Me leí El amor en los tiempos del cólera y le dije: este libro es un tratado de la cocina de Cartagena, revela un profundo amor por la ciudad, así que quedé con ganas de leerme todo lo de García Márquez y al poco tiempo había leído once libros.

Además, yo conocí a Gabo en el FICCI porque él era de la Junta del Festival y asiduo asistente, si me lo encontraba, le entregaba el agua y aprovechaba para cruzar con él un par de palabras…

Hoy tenemos toda una colección de experiencias inspirada en Gabo, el Menú Literario existe en muchos formatos, tour, cena, y la experiencia en Bogotá. Vivir para contarlo fue la principal fuente de investigación de la experiencia de Bogotá.

¿Hay un turismo gastronómico interno, clientes locales haciendo sus experiencias?

No tenemos casi nada de turismo interno. Después de pandemia creamos versiones compartidas de los tours para turistas de la región y colombianos y, aunque en ese momento llegamos a más colombianos, porque logramos ofrecer tours con precios entre 120 mil y 190 mil pesos, la cifra nuevamente bajó. Este año ya no hacemos experiencias compartidas, tal vez el valor sea alto para el turista interno. A un colombiano debemos cobrarle el IVA, del cual los extranjeros están exentos.

Tenemos clientes locales empresariales; el menú de Gabo es un gran evento cultural para el cierre de convenciones.

¿Aún se venden los tours virtuales lanzados en Pandemia?

Sí. Los ofrecemos para mínimo 10 personas, y quienes los compran suelen ser docentes de español, fuera del país, que los proponen a sus universidades como Yale y Harvard, empresas con fuerza de ventas en todo el país que necesitan fidelizar virtualmente a equipos, y nosotros les facilitamos una experiencia en la cual nuestros chefs hacen kits con recetarios que estamos en capacidad de llevar a todas partes; al conectarse pueden hacer al tiempo las mismas recetas. También vendemos para grupos que celebran fechas como el día de la madre, o para clases infantiles, como las inspiradas en películas.

Entre otros tours, Foodies Colombia ofrece: Bazurto Foodies Club, Getsemaní Street Food, Cooking Cartagena, Usaquén Coffee Trip y Saboreando Paloquemao.

Más información:

hola@foodies.com.co

@foodiescolombia

www.foodies.com.co

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