Durante años, la disfunción eréctil se asoció casi exclusivamente con la edad avanzada y con enfermedades crónicas. Sin embargo, en los últimos años, los especialistas han detectado un aumento sostenido de casos en hombres menores de 40 años, un fenómeno que hoy preocupa a médicos, psicólogos y autoridades de salud. El denominador común no está tanto en causas físicas, sino en factores psicológicos y en el impacto del estilo de vida moderno.
Estrés laboral y burnout: un detonante silencioso
El estrés crónico se ha convertido en una constante para millones de trabajadores. De acuerdo con un reciente informe de la consultora Team Consultor, el 80 % de los trabajadores en Colombia ha experimentado altos niveles de estrés en su entorno laboral, una cifra que también ha sido destacada por el Ministerio de Trabajo. Jornadas extensas, presión por resultados, hiperconectividad y escaso descanso configuran un escenario que afecta directamente la salud mental y, de manera progresiva, la salud sexual.
Diversos estudios médicos coinciden en que el estrés sostenido eleva los niveles de cortisol, una hormona que interfiere con los mecanismos neurológicos y vasculares responsables de la respuesta sexual masculina. En hombres jóvenes, este desbalance hormonal puede traducirse en dificultades para lograr o mantener una erección, incluso cuando no existen enfermedades de base.
La disfunción eréctil de origen psicológico
El urólogo José Osorio Chagui, especialista de la Clínica Medihelp, explica que la disfunción eréctil se define como la incapacidad de lograr o mantener una erección suficiente durante una relación sexual. Aunque existen causas orgánicas bien identificadas —como la diabetes, los problemas cardiovasculares o las alteraciones hormonales—, en los hombres que consultan antes de los 40 años suele predominar un componente psicológico claro.
“La causa más frecuente en hombres jóvenes es de tipo psicológico. Son pacientes que han tenido relaciones sexuales normales, pero en un momento concreto se presenta una mala erección y, desde ahí, comienza un círculo de ansiedad”, señala el especialista. A esto se suma, en muchos casos, una deficiente educación sexual durante la adolescencia y la falta de herramientas emocionales para gestionar el miedo al desempeño.
Factores del estilo de vida que influyen en la salud sexual
La literatura médica señala que la disfunción eréctil en hombres jóvenes suele ser multifactorial. Entre los factores más frecuentes se encuentran el estrés y la ansiedad persistentes, el insomnio o la mala calidad del sueño, la depresión y la baja autoestima. También influyen hábitos como el consumo excesivo de alcohol y tabaco, el sedentarismo y la hiperconectividad digital, que incrementan la carga mental y alteran la respuesta fisiológica del cuerpo ante el estímulo sexual.
A diferencia de los jóvenes, en hombres mayores de 40 o 50 años la disfunción eréctil suele estar más relacionada con causas orgánicas, como la hipertensión, la hiperlipidemia, la diabetes y otros trastornos cardiovasculares.
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Tratamiento: más allá de la medicación
En cuanto al manejo clínico, los inhibidores de la fosfodiesterasa —como el sildenafilo o el tadalafilo— siguen siendo la primera línea terapéutica por su eficacia y seguridad. No obstante, Osorio Chagui enfatiza que en hombres jóvenes es clave abordar primero el origen psicológico del problema. Tratar únicamente el síntoma sin atender la causa puede perpetuar la ansiedad y la dependencia del medicamento.
Por ello, los especialistas recomiendan un enfoque integral que incluya actividad física regular, una alimentación balanceada baja en grasas saturadas, control del peso y estrategias efectivas para el manejo del estrés. A esto se suma un aspecto fundamental: romper el tabú y acudir a consulta médica sin temor ni vergüenza.

