La comediante Alejandra Azcárate dio nuevos detalles sobre lo ocurrido con la avioneta que en algún punto perteneció a su esposo, Miguel Jaramillo, y que cayó en medio de un cargamento de estupefacientes en la isla de Providencia.
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Azcárate recordó entre lágrimas lo que sucedió en su vida durante el escándalo mediático en el que se vio involucrada cuando la avioneta cayó y la que meses antes había pasado a propiedad de uno de sus amigos, Fernando Escobar, de Ibagué.
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De igual forma, la comediante explicó, entre lágrimas, que se dio cuenta de que hasta su audiencia la abandonó y se fue en su contra cuando se dio el escándalo. Sin embargo, comentó que esa situación le permitió darse cuenta de la verdadera relación que tiene con sus seguidores.
“Ahí no hay amor, uno entiende que hay afecto. Pero ¿Por qué uno pretende que lo defiendan?, no debe ser así”, dijo al respecto. Además, Alejandra Azcárate recordó, además que realmente la condena de ella y de su familia fue mediática. “Nuestra condena fue mediática”, dijo, además de criticar a los medios de comunicación por, supuestamente, no rectificar la información sobre su caso.
“Él nunca hizo parte de un proceso, nunca llegó nadie a tocar a mi puerta, nunca hubo una citación ni un proceso jurídico”, dijo en la entrevista que le hizo Mary Méndez en La Red. Por último, la comediante explicó que sí citó en su propia casa a Fernando, el dueño de la avioneta.
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“Llegó a mi casa y le dije que mi carrera se acabó, tengo mi familia destrozada, Miguel y yo sin dormir, sin comer... Y él me dijo en mi cara que no creía que tuviera responsabilidad conmigo, que él no tenía nada qué ver en ese caso y que no podía hacer nada”, agregó al respecto. Además, añadió que a pesar de que Fernando era el dueño de la avioneta para ese entonces, no salió en medios de comunicación para aclarar la situación, mientras la reputación de Azcárate continuaba en el piso.
La comediante también explicó que con la firma de abogados De La Espriella está alistando demandas de daños y perjuicios por su marca registrada bajo su nombre contra medios de comunicación y otras personas. Estos daños, según argumenta, son cuantificables, y por esto alista demandas que podrían implicar que “se lleven la mano al bolsillo”.