La concejal animalista, Andrea Padilla, además de presentar agenda local, acompaña dos proyectos tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes.
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“No es usual este tipo de participación de los concejales en temas legislativos; es una herencia de mi rol como activista, son muchos los temas que quisiera tramitar, hemos buscado llevarlos al Congreso”, expresó Padilla en diálogo con PUBLIMETRO.
Consumo responsable
El senador Juan Luis Castro, Padilla y la organización Animales Latinoamérica, impulsan un proyecto para que los consumidores sepan si los huevos que compran provienen de gallinas criadas en jaula, galpón o pastoreo, para fomentar el consumo consciente y responsable.
“El sistema de jaula es el más cruel de todos, las gallinas están hacinadas, les cortan el pico, viven en espacios de una hoja carta y todo el día hay luz para que produzcan. Por el contrario, en el sistema de pastoreo, las gallinas son criadas en libertad, pueden abrir alas y desarrollar comportamientos naturales”, relató la concejal.
De ser aprobada la iniciativa, los productores y comercializadores de huevos estarían obligados a informar cuál sistema de producción usaron, mediante una etiqueta frontal y visible.
Proyectos que encabezan la agenda animalista
“Barcos de la muerte”
¡No más barcos de la muerte!, es el lema con el que el representante a la cámara Oswaldo Arcos y Padilla, presentaron el proyecto de ley para acabar con la exportación marítima de animales vivos con fines de consumo, cría, levante, producción o engorde.
De aprobarse esta iniciativa, a partir del 1 de enero del 2024 se regularía lo que describen como una práctica “cruel e innecesaria”, con el argumento de que existe la exportación de carne refrigerada o “en canal”.
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Organizaciones animalistas en Colombia y en el mundo han denunciado que los animales exportados vivos por vía marítima son sometidos a tratos crueles y degradantes durante su transporte.
De acuerdo con la advertencia, en esos trayectos, que duran en promedio 30 días, los animales padecen hacinamiento, asfixia, privación de agua y alimento, enfermedades, fracturas y muerte por aplastamiento. “Además de esto, como es tanta la mortandad en los buques, arrojan cadáveres- y desechos- al mar”, puntualizó Padilla.
