Con hermetismo se ha manejado el regreso y la imagen de Andrés Felipe Arias, el exministro de Agricultura del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, y que hoy está condenado por la Corte Suprema a pagar más de 10 años de cárcel por el escándalo de Agro Ingreso Seguro. Aunque hay personas convencidas, como cierta congresista, de que dar subsidios a los ricos a partir del erario público no es un crimen, Arias también debe aclarar otras acusaciones tales como, por ejemplo, recibir dinero de Odebrecht durante su paso por el Ministerio y su campaña como precandidato a la Presidencia de la República. Este último evento lo denuncié en mi primera columna para Publimetro.
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Desde su llegada al país, no hemos visto el rostro de ‘Uribito’; este mártir y perseguido político del uribismo de antaño. En este preciso momento está recluido en una Casa Fiscal dentro de la Escuela de Caballería en el norte de Bogotá, exactamente en la habitación 102 de la misma. Cuentan mis ojos y oídos en la Escuela que, diariamente, su alteza recibe en su torre visitas de pretendientes elegantes, gozando de una reclusión tan brutal que incluso podría ir a mercar en el Olímpica que queda a la vuelta, si así lo quisiera.
Pretendiendo que no recibe un Ingreso Seguro y sin un dragón en la entrada, Arias se encuentra en condiciones más favorables que una la princesa. Como ya sabemos, “el que la hace, la paga” y ¡que lujos con los que le están pagando! Tiene cocina, buena sala, comedor y hasta televisor. Si bien comparte casa con dos roomies más, es la clase de amigo que nos debería invitar a una tarde de Netflix y pola. Si pudieran verlo ahora mismo, notarían que tiene el aspecto de todo un pana.
¿Recuerdan cómo todos en Metrópolis era muy torpes para darse cuenta que Clark Kent era Supermán pero con gafas? Este no es el caso aquí. Se está llevando a cabo toda una estrategia para que Arias no sea reconocido ante la opinión pública y que pueda pasar desapercibido y sin generar ruido en los medios de comunicación. De ser un clon de nuestro expresidente, Uribito es ahora Walter White: está calvo, flaco y barbado. Su acento sigue siendo el mismo pero, en vez de los trajes de ministro, ahora porta ropajes como jeans y sacos de capota, evita usar lentes y es acompañado solo por un escolta.
Como mis fuentes al interior de la Escuela me han solicitado no comportarme como un paparazzi y publicar imágenes de este Irreconocible galán, debo dejarlos solo con la descripción de este nuevo hombre.
Nota: El pasado 13 de agosto me llegó un panfleto de las denominadas “Águilas Negras”, en el que me amenazaban de muerte y me ordenaban silencio por mis columnas realizadas para este medio. Para estas personas, solo tengo un mensaje. No me van a detener y seguiré desenmascarando la corrupción del país.
Agradezco el apoyo y respaldo de Publimetro, esta casa que abrió sus puertas y donde espero seguir entregando investigaciones y opiniones de calidad. Por ahora, esperaré que la Unidad Nacional de Protección deje de negarse a reforzar mi esquema de seguridad para que se pueda garantizar mi integridad.
Twitter:@AndresCamiloHR