El dulce y la tradición panadera de Cartagena se instalaron en Bogotá desde la semana pasada gracias a Mila. Ella, una chef que decidió dedicar su vida a deleitar paladares, regresó a la capital del país para ofrecer lo mejor de su pastelería.
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“Siempre quise que mi sitio cubriera todos los gustos y horarios de mis clientes, es por eso que a cualquier hora del día puedes venir y antojarte de lo que quieras” comentó Mila.
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Recuerda que desde pequeña demostró su gusto por la cocina. Dicen que bastaba verla preparar, cuando tenía ocho años, recetas de su creación que después vendía para darse cuenta de cómo los negocios y la culinaria eran una unión ideal. “Creo que el dulce alegra el corazón y rejuvenece el espíritu, y un broche de oro con un buen postre no hay con qué pagarlo. La pastelería es un arte esclavizante pero gratificante”, aseguró.
Lograr esto no fue fácil para esta administradora de empresas: “luego de graduarme en la Universidad de la Sabana, quise trabajar en algo relacionado con los alimentos y las bebidas, y entré a trabajar en un hotel como ejecutiva de ventas y alojamiento. Allá, debo reconocer, lloré ‘lágrimas de sangre’, pero construí la mejor experiencia cuando logré ser jefe de eventos y banquetes. Más tarde trabajé en varias panaderías, lo que me animó a irme a Buenos Aires a estudiar pastelería. Era lo que realmente soñaba hacer. A mi regreso, dicté clases en las escuelas de cocina Verde Oliva y Mariano Moreno”.
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Ahora Panadería Mila tiene una sede en la carrera 9A #97-64. Dentro de Mila estará también Dulces Milagros, que es un proyecto de apoyo a las mujeres de Palenque, Bolivar, que genera más de 150 empleos en la región. Así que si se quiere antojar del postrecito después del almuerzo, debería pasarse por este rinconcito dulce de Cartagena en Bogotá.
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