Varias figuras públicas alzan sus voces en defensa de los más de 13.000 niños, niñas y adolescentes reclutados por grupos armados ilegales en Colombia. Artistas colombianos cuentan la historia del reclutamiento infantil en Colombia.
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Juanes, Andrés Cepeda, Daniel Samper, Carolina Cruz, Juan Pablo Raba, Taliana Vargas, Catalina García, Anggie Bryan, Patricia Castañeda, Claudia Palacios, Ángela García, Laura Tobón, Mabel Lara, Fernando Montaño, Yaneth Waldman y Carolina Guerra son algunas de las personalidades colombianas que han elevado sus voces para interceder por los miles de niños, niñas y adolescentes, que fueron reclutados por grupos armados ilegales en Colombia o que están expuestos a este delito en Colombia.
Como lo reveló un estudio del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga (ICP), más de 13.000 niños, niñas y adolescentes en el país han sido víctimas del reclutamiento por parte de las Farc-Ep y otros grupos armados ilegales.
28 de los 32 departamentos del país vivieron este flagelo que arrebató la infancia de los menores que crecieron en la guerra.
Los testimonios interpretados por las personalidades son reales y surgieron de las entrevistas que el ICP les hizo a más de 700 personas, reclutadas por grupos ilegales cuando tenían menos de 18 años y quienes aún trabajan a diario para resignificar los traumas que les dejó su paso por el conflicto armado.
Las voces en contra del reclutamiento infantil se pueden encontrar en redes sociales con el #LaVerdadLibera o #InfanciaReclutada.
Artistas colombianos cuentan la historia del reclutamiento infantil en Colombia
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Las historias narradas por las personalidades son desgarradoras, al igual que las situaciones que vivieron los menores colombianos en el conflicto armado.
En ellas se evidencia lo que reveló el estudio del ICP: los grupos armados los reclutaban con amenazas, con falsas promesas de dinero, con adoctrinamiento en las escuelas, a través de la seducción o el enamoramiento, exigiéndoles a los padres la entrega de un hijo o convenciendo a sus familiares para que ingresaran a las filas.
Cuando ya estaban incorporados al grupo guerrillero, los entrenaban para fabricar y transportar explosivos; para cometer ataques sigilosos y ser la primera línea de combate; para vigilar a los secuestrados; para labores de inteligencia, terrorismo y tráfico de drogas, y para cobrar extorsiones y
participar en otras economías ilegales.
Durante toda su estancia, los niños, niñas y adolescentes podían ser víctimas de abuso sexual por parte de los comandantes y otros miembros de los grupos guerrilleros.
Más personalidades colombianas seguirán uniendo sus voces para crear conciencia, hacer un llamado a la verdad por parte de los responsables y al Estado colombiano, encargado de garantizar a través de políticas que este crimen de guerra no robe la infancia de ningún otro niño o niña en el país.
¡La verdad libera!