El pasado domingo, usuarios de redes sociales hicieron viral un video en el que un motociclista le arrojaba una piedra a un bus del MIO en el centro de la ciudad. Un día después, el agresor se presentó en las oficinas de Metro Cali para ofrecer disculpas por sus actos y firmar un compromiso. No obstante, estos casos de vandalismo ocurren con frecuencia y pocas veces aparecen los responsables.
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Según el jefe de control de operación de Metro Cali, Carlos Alberto Vega, un promedio de cinco buses se ven afectados cada día por usuarios que, desde adentro o afuera, atentan contra este bien público. En lo que va del 2018, la flota averiada supera los 900 vehículos. Por otro lado están las estaciones, que también son blanco de ataques.
“El año pasado tuvimos un promedio de seis casos por día, o sea que han disminuido un poco. Lo más común es que les tiren rocas a los buses, pero hay otros actos de vandalismo como que se roben o activen los extintores y los martillos de emergencia, que rayen las sillas, que rompan la parte central del bus con cuchillos o que pinten grafitis en las estaciones”, explicó Vega.
“Más que todo en el centro de la ciudad, quienes atacan los buses del MIO son habitantes de calle. Es muy difícil judicializarlos por estos actos”: Carlos Vega, jefe de control de operación de Metro Cali.
Aunque atentar contra el sistema de transporte es una falta contemplada en el Código Nacional de Policía e implica una multa de $833.000 (32 salarios mínimos diarios legales vigentes), cifras de la Policía Metropolitana de Cali indican que solo 1 de cada 100 personas que han devastado el sistema han sido detenidas este año y que todas se encuentran en libertad.
“Es muy difícil capturar en flagrancia a quienes están atentando contra el MIO. Este año hemos detenido a 10 personas, más que todo en el oriente. Si tenemos al responsable y el operador hace la denuncia, el caso se lleva a la Fiscalía. Allá llegan a un acuerdo y lo dejan ir… En la mayoría de los casos los vándalos se escapan y ahí no podemos hacer nada”, dijo el comandante del sistema de transporte masivo, capitán Albeiro Sierra.
- $800.000 es el costo promedio del vidrio panorámico de los buses del MIO.
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Zonas críticas
Si bien los operadores coinciden en que los buses del MIO son vulnerables a los ataques de los vándalos en toda la ciudad, hay algunas zonas y eventos específicos en los que la flota registra mayores averías. Cuando hay clásico en el estadio Pascual Guerrero, por ejemplo, las estaciones Estadio y Manzana del Saber sufren daños por parte los hinchas de ambos equipos.
“Estamos gastando más de $30 millones mensuales en todas las afectaciones que se generan con estos daños. El agresor casi nunca responde, acá la justicia no funciona de esa manera. En GIT Masivo tenemos, en promedio, dos casos por día, pero aumentan en eventos como partidos de fútbol. En cuanto a zonas, Meléndez es crítica”, explicó el gerente del operador GIT Masivo, Enrique Wolf.
A este sector, el jefe de control de operación de Metro Cali le agrega otros como Cuatro Esquinas, Los Mangos, El Vallado, Pízamos y Potrero Grande, todos en el Distrito de Aguablanca. Unimetro S.A., operador que cubre gran parte de las rutas en el oriente de Cali, reporta 18 casos de vandalismo contra su flota cada mes, aunque esta cifra tuvo su pico más alto en julio del 2017 con 39 casos.
“La problemática no surge solo por el daño de los vehículos sino que hemos tenido varios pasajeros lesionados por las piedras que les arrojan. El vandalismo tiene un impacto económico y social: entre el 2017 y lo que va del 2018 hemos tenido que invertir cerca de $140 millones reparando vidrios rotos, este recurso podría usarse en el mejoramiento de la flota”, dijo la directora de operaciones de Unimetro S.A., Yesenia Balanta.
164 vehículos componen la flota de Unimetro S.A., el operador con menos participación en el sistema.
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¿Quién asume los daños?
Al tratarse de uno de los riesgos del funcionamiento del sistema estipulados en el contrato que firmó el municipio con los operadores, son estos últimos los que deben asumir los gastos de reparación de la flota vandalizada. A esto se le suma otra pérdida por los ingresos que deja de generar cada bus mientras está en proceso de reparación, lapso que puede extenderse hasta dos días.
“Los buses averiados tienen que salir de circulación y esto afecta la movilidad. Además, aunque los gastos los asume cada operador, ese dinero sale del sistema, entonces somos los mismos caleños los que estamos pagando. Es importante que nos apropiemos del MIO. El domingo, por ejemplo, un usuario publicó el video en redes sociales y la presión fue tan grande que el agresor vino a pedir disculpas”, puntualizó Vega.