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“La enfermedad mental no puede seguir siendo un tabú”: Lucio González, psiquiatra

Cuando alguien sufre un preinfarto, por ejemplo, su familia y amigos están prestos a brindarle toda la atención necesaria. ¿Pasará lo mismo cuando tiene un brote depresivo?

(Hroy Chávez)

El estrés, la ansiedad y la depresión han sido catalogadas como las epidemias del siglo XXI. De hecho, estudios a nivel mundial aseguran que la depresión es la enfermedad psíquica que más inclina al suicidio, seguida por el alcoholismo. No obstante, resulta impreciso pensar que solo las personas con estos diagnósticos tienden a tomar la decisión de quitarse la vida: otros trastornos psicóticos, del estado de ánimo y de la personalidad también pueden llevar a quienes los padecen a consumar el suicidio.

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Lucio David González, médico especializado en Psiquiatría, habló de la importancia que se les debe dar a las enfermedades mentales en la sociedad actual para que hagan parte del debate público y se puedan lograr tratamientos más eficaces.

Una de las enfermedades más subvaloradas es la depresión, ¿qué pasa químicamente en el cerebro de una persona que la padece?

Lo que sucede es que se baja la serotonina, una sustancia que proviene de las proteínas y se aloja más que todo en el lóbulo frontal del cerebro. Desde ahí se controlan los impulsos del hombre. Cuando una persona se deprime, no tiene la suficiente serotonina y hay que darle una sustancia que la estimule. Sin embargo, muchas depresiones se pueden tratar con psicoterapia antes de recurrir a los medicamentos. De cualquier manera, hay que estar alerta cuando alguien presente señales de depresión: cerca del 40% de suicidios en el mundo son de personas deprimidas.

¿Y cuáles son estas señales de alerta?

Una de las señales es que el aspecto motor se encuentra inhibido: la persona no se puede parar de la cama, no quiere salir, no quiere comer. También presenta ideas de baja autoestima, manifiesta que no se siente amado o, incluso, que no se quiere. En este último caso podría tratarse de una depresión severa. Los síntomas depresivos, si los analizamos, son autoataques: el insomnio, la inapetencia, la adinamia… Ahora, esto no sería extraño si la persona acaba de vivir una situación límite como la muerte de un familiar, por ejemplo, pero si ese estado se mantiene por semanas o meses es necesario buscar ayuda profesional.

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¿El ritmo acelerado de la sociedad actual hace que los niños estén más propensos a desarrollar enfermedades mentales?

Las enfermedades mentales tienen causas biológicas, psicológicas y sociales, entonces no podríamos relacionarlas solamente con estas últimas. Sin embargo, a los niños de ahora se les pide que estudien más para ser los mejores, que sean bilingües, que tengan dos carreras al tiempo y esto no les permite disfrutar al máximo cada etapa de la vida. Además, el matrimonio está en crisis entonces ellos ya no viven con los dos padres sino con uno solo y los cría la empleada. Para evitar los trastornos mentales, que disminuya sobre todo la ansiedad, hay que repensar los valores que tienen los niños.

¿Qué pasa con aquellos que son ‘amados’ en exceso?

Con frecuencia vemos personas que necesitan que las amen mucho. Cuando los demás no las aplauden, no las aman, se sienten solas y se deprimen. Estas personas quieren que las amen mucho porque eso les evoca vivencias de su niñez donde fueron amadas más de la cuenta, sobreprotegidas, muy consentidas. Cuando el mundo no les da eso sienten mucha rabia contra ellas, pero sobre todo contra ese ser que las amaba tanto. En el fondo es un odio hacia esa historia. En estos casos, situaciones como una decepción amorosa o un despido del trabajo pueden terminar en depresiones severas.

¿Cuál es el límite entre la tristeza y la depresión como trastorno mental con riesgo de suicidio?

Es difícil definir la línea entre estar sano o enfermo mentalmente. Yo creo que todos los seres humanos viajamos entre la normalidad y la enfermedad: nos deprimimos, hacemos berrinches y hasta decimos cosas como “Me quiero morir”, pero no son en serio. Para estas situaciones existen ‘terapeutas’ informales como la familia, los amigos y otras personas que nos escuchan. No obstante, cuando esto no funciona y los síntomas se alargan, hay que buscar apoyo psicoterapéutico. Cuando una persona dice “Me quiero suicidar” y ha mostrado signos depresivos o tiene algún otro trastorno mental, hay que atenderlo de inmediato porque es una emergencia psiquiátrica.

¿Se atiende correctamente la enfermedad mental en el sistema de salud de Colombia?

Yo trabajé en una EPS y me tocaba ver cuatro pacientes por hora. En ese tiempo es imposible escuchar al otro, entonces inmediatamente se le receta un antidepresivo, lo que resulta muy beneficioso para las casas de medicamentos. Ahora, como particular, hago psicoterapia con mis pacientes y rara vez los medico. La depresión en algunos casos es un fenómeno de maduración: en una ruptura amorosa, por ejemplo, la persona debe vivir el duelo y reponerse. Pero si se deprime por ese motivo y de una vez le mandan droga, le impiden su proceso de evolución. Diría que, en Colombia, el sistema de salud está diseñado para no escuchar al paciente.

¿Qué personas acuden más a su consultorio?

Veo a muchos jóvenes. La mayoría viene por problemas adaptativos que tienen que ver con tres cosas: asuntos personales, sobre todo enamoramientos; familias muy acosadoras que impiden la libertad; y problemas de identidad. A los adolescentes, el mundo les obliga a que hagan muchas cosas: estar enamorados, tener pareja, hacer deporte, estudiar… hay mucha presión y se sienten atados. Con ellos hay que buscar formas de comunicarse.

¿La depresión se cura?

Sí. Con psicoterapia, con medicamentos o con ambos. Si el paciente está muy mal, se hospitaliza para estabilizarlo y luego se continúa el proceso. Es un tema del que tenemos que hablar. La enfermedad mental no puede seguir siendo un tabú.

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Otras señales de alarma

  1. Notar que la persona de un momento a otro se torna aburrida, aislada, llora y presenta muestras de tristeza por días o semanas.
  2. Percibir alteraciones en los contenidos que comparte en sus redes sociales: estados, canciones, imágenes o videos pueden convertirse en señales de lo que le está pasando.
  3. Sobre todo en niños y adolescentes, identificar aficiones por páginas web extrañas, retos virales que les exijan mantener la confidencialidad o apuestas espirituales que despierten sospechas.

¿Qué hacer con una persona que presenta signos de depresión?

  1. Lograr que se sienta comprendida, amada y, sobre todo, escuchada. Expresarle apoyo emocional sincero con frases como “estoy dispuesto a acompañarte en lo que necesites y en lo que quieras”, “no está mal sentirse mal o estar triste” y flexibilizar sus responsabilidades, ya que un brote depresivo es una dificultad de salud como cualquier otra que requiera tratamiento especial. Es contraproducente ser intenso e intentar persuadir a la persona con frases como “todo está bien, la vida es perfecta”, porque ella no lo está sintiendo así.
  2. Recomendarle que busque ayuda con un psicólogo o un psiquiatra. Es importante que sea alguno de estos dos profesionales porque son los que están capacitados para hacer la valoración del riesgo e iniciar el tratamiento adecuado.

Quienes se suicidan por enfermedades mentales como la depresión vienen de un sufrimiento prolongado que pudo haber sido atendido a tiempo. Ellos no murieron ese día.

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