Jaime Esteban Moreno Jaramillo, estudiante de 20 años de la Universidad de Los Andes, fue hallado agonizando en una calle del oriente de Bogotá en la madrugada del 31 de octubre, tras haber sido víctima de una brutal golpiza luego de salir de una fiesta de Halloween. Una vecina, que observó la escena desde su vivienda, fue una de las últimas personas que lo vio con vida y describió el grave estado en el que se encontraba: “No se veían sus facciones, parecía que tuviera una máscara y parecía estar ahogándose. Se movía como si estuviera convulsionando. El chico de blanco trataba de protegerlo.”
Su testimonio, ofrecido desde la ventana de su casa, se convirtió en una de las piezas clave presentadas por la Fiscalía General de la Nación durante la audiencia de solicitud de medida de aseguramiento contra Juan Carlos Suárez Ortiz, señalado como el principal agresor y hoy imputado por homicidio agravado. La diligencia fue suspendida a petición de la defensa y continuará este viernes 7 de noviembre.
Así fue la agresión que acabó con la vida de estudiante de Los Andes: Fiscalía expone testimonios clave
La fiscal del caso, Claudia Lucía Rodríguez, expuso ante el juez un informe técnico de 179 páginas que recoge declaraciones de testigos, registros audiovisuales, informes periciales y 38 fotografías del cuerpo del joven que muestran la severidad de los golpes: su rostro estaba completamente desfigurado.
La noche del ataque
Los hechos ocurrieron cerca de la discoteca Before Club, en la localidad de Chapinero, sobre la calle 64 con carrera 15. Allí, la Policía encontró al estudiante tendido en el pavimento, inconsciente y con múltiples golpes en el rostro. A su lado estaba Juan David, su amigo y principal testigo del ataque.
Según su relato, ambos habían salido de la discoteca minutos antes y se dirigían hacia un Oxxo cercano cuando fueron interceptados por un hombre con el rostro pintado de rojo y negro, sin camisa y con actitud agresiva. “Este sujeto le propina a su amigo un puño en la nuca. Jaime Esteban cae al piso”, señaló.
Junto al agresor había dos mujeres: una vestida de azul y otra de negro, quienes, según el testigo, incitaron los golpes desde el primer momento. “La chica del disfraz azul señalaba y decía: ‘era él, la persona de la discoteca’”.
Juan David intentó intervenir y retirar a su amigo del lugar, pero fue amenazado directamente: “Desaparezcan de mi vista o los voy a cascar”. Temiendo que la violencia escalara, ambos se alejaron. Sin embargo, fueron perseguidos.
La golpiza final
Minutos después, el grupo regresó y alcanzó a los jóvenes. Jaime fue nuevamente derribado y, ya inmóvil en el suelo, recibió patadas en la cara y el cuerpo. La mujer de disfraz azul, afirmaron varios testigos, alentaba la agresión: “Péguenle, péguenle”.
Otro testigo, identificado como A.I., afirmó que el agresor buscó aprobación de su grupo antes de rematar el ataque: “No que mucho kickboxing? Yo le hubiera pegado más”, le habrían respondido.
Una tercera testigo, V.P., aseguró que el golpeador dijo: “Aliéntenme que yo lo acabo”. Fue entonces cuando corrió hacia Jaime y continuó pegándole.
Pero fue la cuarta testigo, S.V., quien describió el momento más desgarrador: cuando vio el cuerpo del joven convulsionando y sin forma reconocible en el rostro. “Parecía ahogarse. No era posible distinguir sus facciones”, declaró.
La Fiscalía: hubo premeditación y voluntad de matar
Durante la audiencia, la fiscal Rodríguez sostuvo que los testimonios y videos demuestran coordinación previa a la agresión y una clara intención homicida:
“Se evidencia que estas personas animaron y alentaron a Suárez Ortiz para que continuara la golpiza, quien manifestó de manera explícita que podía acabar con la vida de la víctima.”
La funcionaria añadió que Suárez Ortiz se alejó unos segundos de la escena, pero luego regresó para continuar atacando, lo que, según la Fiscalía, refleja conciencia y determinación de causar un daño irreversible.
Una vida truncada
La fiscal concluyó:
“Estamos ante la muerte violenta de un joven universitario con un futuro prometedor, cuya vida fue interrumpida de manera abrupta, colectiva y cobarde.”
La familia de Jaime Esteban, sus compañeros y la comunidad universitaria han exigido que el caso no quede en la impunidad y han pedido un pronunciamiento sobre la responsabilidad de quienes incitaron, acompañaron y alentaron la agresión.

